"Este es un Cristo que parece que te dice mucho te invita a acercarte a él". José Tomás Santiago ha sido este año el encargado de la meditación de la Plaza de Viriato, uno de los momentos cumbre de la procesión de la Hermandad de las Siete Palabras.

José Tomás es un veterano de la hermandada a la que lleva perteneciendo desde hace 40 años y en la que ha hecho de todo, desde cargar con el paso hasta ostentar la presidencia de la cofradía, desde que sustituyó a Javier Mendiri hasta que le tomó el relevo Roberto Ariza. Fue precisamente Ariza quien le propuso que fuera él el que hiciera la meditación de la palabra hace unos meses. "Estoy con la Junta de Gobierno, porque ellos estuvieron conmigo mientras fui abad y ahora me corresponde estar con ellos".

José Tomás no oculta que pronunciar el rezo es "un orgullo y una satisfacción muy grande, porque no deja de ser dentro de acto del desarrollo de la procesión muy importante. El acto más importante es sacar el santísimo Cristo a la calle, estar un poco más cerca de todos, cerca de los vecinos del barrio que en realidad son también protagonistas de la procesión. Y después, dentro del contexto de la propia procesión en si, el acto principal es la meditación de las Siete Palabras. Lo llevas con toro el orgullo y la satisfacción posible y una responsabilidad añadida, porque al ser un acto tan importante todos queremos estar a la altura de las circunstancias y eso te obliga también, te impone un compromiso". Es, dice el protagonista "una meditación no se trata de hacer una lectura, sino exteriorizar un poco los sentimientos que has tenido durante estos casi 40 años que llevas en la hermandad y trasmitirlos como cargador, como abad, como hermano, como amigo de mucha gente que está y los que por desgracia ya no nos pueden acompañar. Es una meditación, una reflexión de todos estos años".

Tomás habla del poder de atracción de este Cristo. "Cada uno tenemos dentro una imagen, una procesión, una cofradía. Yo entro en la cofradía porque veo este Cristo por primera vez y me parece que transmite unas sensaciones, te dice mucho, te invita a acercarte a él . Yo era un chaval, con 17 años, entro en la horta, veo la imagen, con un grupo de gente joven, era un caldo de cultivo al que no me pude resistir".

De lo que más orgulloso se siente José Tomás es de la labor social que la cofradía hace en el barrio y que da sentido a la hermandad, más allá de salir en procesión una vez al año o de los actos religiosos. "Hemos apostado por una obra social fuerte, y visitamos a las personas mayores que nos necesitan porque están solas. Para mi es una sensación plenamente satisfactoria realizar este voluntariado, me carga las pilas como cuando voy a la montaña".