Es un viernes cualquiera en Arquillinos. El sol de abril pega fuerte e invita al paseo, pero las calles están vacías. Por allí camina, a eso de las cuatro y media de la tarde, el candidato de Ciudadanos al Congreso de los Diputados, José Antonio Bartolomé. El político busca gente para escuchar y contar; para enterarse mejor de las preocupaciones de aquellos que viven en el mundo rural y poner sobre la mesa las propuestas del partido naranja. "Vamos al bar, que habrá alguien jugando la partida", propone.

Bartolomé llega a tiempo. Aún hay gente y todavía hay bar. Pero por poco tiempo. Las dueñas dicen que se jubilan. "¿Y aquí, con esto, quién se va a quedar? Nosotras porque ya lo tenemos", señalan. El candidato de Cs se quita la americana, pide un botellín de agua y planta su discurso sobre medidas fiscales y ayudas a los autónomos. Las responsables del negocio asienten, comprenden y apoyan, pero su mirada denota escepticismo. Muchas promesas escuchadas y pocas cumplidas.

Al lado, en una mesa, una familia de tres. Dos personas mayores y su hijo. El padre, Enrique, explica que es de Moreruela, pero vivió toda la vida en Madrid. Le preocupa el futuro del mundo rural, y también la unidad de España: "Que no entren los socialistas con los separatistas", le pide a Bartolomé, que se sienta a su lado y le cuenta que ese domingo irá a Rentería junto a Albert Rivera para defender a España contra los nacionalismos. Enrique le despide con un apretón de manos.

En el resto del bar, algunos observan, otros apuran el café y se marchan; varios grupos siguen jugando la partida. La más numerosa es la de dominó. Hasta allí se acerca el candidato de Ciudadanos, que pide la vez para lanzar sus propuestas: "Habla", le dice uno de los hombres, parco en palabras. José Antonio Bartolomé lo hace, pero solo uno escucha. Se llama Jesús, es ganadero y fue alcalde. A él le interesa la situación del campo, del sector agroalimentario; el futuro de la vida rural.

Por ahí discurre la conversación. Jesús habla de los precios, de los costes de las explotaciones, del trabajo, de las horas que hacen él y sus compañeros. Ya fuera del bar, algunos jóvenes del sector también meten baza y sale el tema de los intermediarios. "¿Y qué podemos hacer para mejorar esto?", plantea Bartolomé. "Eso nos lo tendrás que decir tú", le replica uno de ellos.

Después de una hora escuchando y proponiendo, el candidato de Ciudadanos al Congreso alcanza una conclusión: "Esto que hemos visto en Arquillinos nos lo podemos encontrar en cualquier lugar de Zamora. Tenemos el problema de la despoblación y el de autónomos como las dueñas del bar", reconoce el responsable naranja.

Bartolomé, que insistió ante los habitantes del pueblo en desmarcarse de quienes han gobernado hasta ahora, señala que es "obligación" de los políticos "poner gente en las calles". "Falta futuro en la agricultura, hay un problema con los precios y traspasar los negocios se hace difícil. Nosotros hemos hecho un paquete de medidas ambicioso, que incluye reducciones de un 60% en el IRPF y cuotas mensuales de 30 euros para los autónomos", subraya el candidato.

Además, José Antonio Bartolomé apuesta por apoyar económicamente a las familias que quieran instalarse en el medio rural y potenciar actividades como la pesca o la caza desde el punto de vista del negocio. Eso sí, el responsable de Ciudadanos incide sobre todo en la necesidad de "acabar con la brecha digital". "No podemos mantener a los pueblos al margen de Internet", concluye.

El aspirante al Congreso tiene el coche aparcado a la puerta del bar. Allí regresa por una cuesta en la que tampoco se detecta rastro de presencia humana. "Los derechos son para las personas, no para los territorios", apostilla Bartolomé antes de poner rumbo a Benavente. Sigue la campaña.