La Audiencia Provincial acaba de condenar a tres años de prisión a la mujer que estafó 66.300 euros en dinero y joyas a una amiga para la que se inventó un novio virtual con dificultades económicas a quien, supuestamente, iba entregando el dinero que la víctima le iba dando pero que la acusada invirtió, en parte, a comprar un vehículo por 34.096 euros.

El Tribunal provincial absuelve, sin embargo, al marido de la imputada, el acusado de iniciales R.R.A., del delito denominando "estafa amorosa", porque, "en ningún momento, aparece como quien hubiera elaborado la trama para engañar a la víctima", que nunca llega a ver a su supuesto enamorado. Los magistrados exculpan al matrimonio del delito de blanqueo de dinero, por considerar que la mitad del dinero que se quedaron empleado en la adquisición del turismo no pretendía ocultar esa importante cuantía, sino que el gasto se explica porque "continuar aprovechando el beneficio obtenido" con la estafa romántica, idéntico comportamiento que había tenido su esposa y única condenada.

La sentencia, que aplica la agravante de abuso de confianza, concreta que la mentira la urdió la imputada, de iniciales T.F.R., con "un personaje inventado por ella, que llama Marcos", que la estafadora hace creer a su amiga que solo se comunica con ella por mensajes del teléfono móvil, a través de la aplicación de WhatsApp, que le va leyendo y a los que ella responde tras enamorarse y "al que rodea de un aura de bondad, simpatía, buena persona, amante de los niños y deseoso de entablar un relación sentimental duradera y estable con la víctima". Con esa tetra, basada en la confianza que la mujer estafada tenía en su amiga, la acusada logra "ganarse el afecto y confianza" para que la perjudicada le fuera entregando los miles de euros y joyas que terminaron en manos de la amiga ahora condenada, aunque los recibía para que personaje ficticio, Marcos, hiciera frente a las "multas, inversiones y gastos hospitalarios de la madre, pago de préstamos concedidos a la hermana de aquel" que esta debía abonar al prestamista para que sus sobrinos no sufrieran daños.

La Audiencia obliga a la condenada a pagar a quien había sido su amiga los 66.300 euros estafados, además de imponerla una multa de 2.700 euros, aunque le exculpa del delito de blanqueo de dinero.

El magistrado ponente concluye que "fue T.F.R. la que se puso en contacto con la víctima, la que se comunica con ella, la que le pide que compre tarjetas para comunicarse con el supuesto Marcos, la que le pide el dinero" y la persona que, aparenta ser el pretendiente de la víctima para contarle "las necesidades urgentes de dinero" del novio que inventó para sacarla dinero a su amiga. Asimismo, fue la persona que preparó las excusas por las que el hombre que quería tener una relación con la víctima del engaño nunca podía citarse en persona.