El portavoz de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Zamora, Rufo Martínez, reconoció que el problema del botellón "es muy complicado" y que "puede que no haya una solución buena". El presidente del Silencio confió en que los dirigentes políticos de la ciudad "tomen una decisión adecuada y acierten", aunque insistió en que se trata de un acontecimiento que "surge de forma espontánea" y "está muy interiorizado", por lo que es difícil de frenar. En cuanto a la opción de la fiesta en la Ciudad Deportiva en concreto, Martínez se mostró escéptico: "No sé si será la solución. Espero que lo hayan estudiado si quieren reconducir a la gente", concluyó.

De otro lado, el alcalde de Zamora, Francisco Guarido, apuntó ayer al término de la Junta de Gobierno Local que la semana que viene, posiblemente el lunes, se celebrará una nueva Junta Local de Seguridad que tendrá que dictaminar, ya sí o sí a una semana de la celebración de la Semana Santa, lo que sucede con el botellón de la madrugada del Viernes Santo. Cabe recordar que la decisión se pospuso el pasado viernes a la espera de que la arquitecta municipal elaborara un informe sobre el estado de la muralla, informe según el cual no se justificaba el vallado completo a lo largo del parque de San Martín por entenderse que los derribos son puntuales.