Antidio Fagúndez apuesta por una fiesta organizada en las inmediaciones de la Ciudad Deportiva como alternativa al botellón de San Martín del Jueves Santo. Según ha podido saber este medio, el concejal de Seguridad Ciudadana tenía muy avanzada esta posibilidad, e incluso había contratado el seguro para celebrar el evento, pero vio cómo se complicaba la opción tras la Junta Local de Seguridad que tuvo lugar el pasado viernes.

En dicha reunión, la postura de los dos socios del equipo de Gobierno volvió a chocar, y es que Izquierda Unida insiste en que no quiere organizar fiestas paralelas a la Semana Santa. Guarido y los suyos son conscientes de que los jóvenes acudirán a San Martín si no media una prohibición expresa, pero sigue primando el "más vale lo controlado que lo descontrolado".

El argumento de Fagúndez para mover de allí el botellón se ampara desde entonces en el mal estado de la muralla. En este asunto conviven dos informes: el del ministerio y el de la arquitecta municipal, que sí advierten de algunas deficiencias y de la necesidad de vallar ciertas zonas para evitar riesgos ante posibles desprendimientos, no solo durante la noche del Jueves Santo, sino de cara a evitar cualquier percance en el tránsito cotidiano de viandantes.

Este lunes, Fagúndez remitió a los medios el informe ministerial y realizó unas declaraciones en las que volvió a insistir en su mensaje: "Yo soy el responsable de Seguridad Ciudadana y creo que no debería haber jóvenes en San Martín esa noche", advirtió el edil socialista, antes de descargar la responsabilidad en los hombros del alcalde: "Mi posición es esa, pero no soy quien tiene que tomar la decisión".

Mientras tanto, Francisco Guarido rechazaba hacer declaraciones y daba explicaciones sobre los informes en una charla con los periodistas a la que se sumaron algunos concejales del Partido Popular, visiblemente sorprendidos por la situación. "No es una división. Simplemente, yo tengo mi criterio", recalcó Fagúndez. Pero la brecha está abierta en el bipartito, y cada vez es un hecho más evidente.

Por lo pronto, el asunto sigue sin resolverse y el entorno de la muralla se encuentra delimitado por una baliza en ciertos puntos ubicados en el tramo de San Martín. El informe de la arquitecta municipal, al que ha tenido acceso este medio, reconoce algunas deficiencias y recomienda vallar los espacios conflictivos de manera "más estable", pero también descarta que exista "peligro inmediato de caída de material" en la mayor parte del parque, donde se ubicaría el grueso del botellón.

Sea como fuere, el 18 de abril se espera una afluencia masiva de personas a la ciudad, entre ellas miles de jóvenes dispuestos a participar en una fiesta que, organizada o no, constituirá uno de los eventos más relevantes del año en materia de seguridad en Zamora. A falta de 16 días para la cita, el asunto sigue abierto.

Este conflicto está provocando un desgaste evidente en la relación entre Antidio Fagúndez y los concejales de Izquierda Unida, empezando por el alcalde, Francisco Guarido, que se ampara en los informes policiales y en su decisión de no participar en la organización de fiestas paralelas. Y de fondo, la muralla, cuyo estado ha regresado a la actualidad mediática por culpa del botellón y sus implicaciones.