Como han acertado en describir varios autores en los últimos años, España es una gran campana. Tiene su parte litoral exterior, fuerte. Después, un enorme espacio hueco. Y en el centro, un badajo que la hace sonar. Sin embargo, lejos de tocar a muerto, ayer sonaba a vivo. Más de 100.000 personas según los colectivos organizadores Soria Ya y Teruel Existe, y 50.000 según la Delegación del Gobierno, invadieron el centro de Madrid para secundar la manifestación de la Revuelta de la España Vaciada, una protesta contra la despoblación que tristemente abanderan provincias como Zamora. Si bien es cierto que tan solo dos autobuses partieron desde la capital del Duero, gracias a asociaciones como Zamora 10 o la plataforma Viriatos, la seña bermeja ondeó en una multitudinaria marcha que partió desde la plaza de Colón pasadas las doce del mediodía tras un simbólico minuto de silencio y la posterior "rompida" de los tambores aragoneses.

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Revuelta de la España Vaciada

Al margen del emblema zamorano rojo y verde, las banderas de las formaciones políticas y sindicales desaparecieron de la masiva movilización. De acuerdo a la solicitud exigida por los movimientos convocantes, los numerosos representantes políticos participantes dejaron atrás señas y siglas para participar en la movilización apartidista a título particular. De hecho, tal y como recordaban los organizadores, la revuelta de la España Vaciada "nace como consecuencia de la omisión o inacción de la clase política" en la defensa de derechos reconocidos constitucionalmente como la igualdad, la vertebración, la cohesión o el equilibrio territorial de este país que, "en muchos casos, ha provocado la despoblación de sus tierras". De ahí el matiz de España "Vaciada" en lugar de "vacía" en alusión a un desierto demográfico provocado paradójicamente por el ser humano.

Cerca de 90 plataformas de 23 provincias movilizadas en centenares de autobuses dan buena cuenta de la magnitud de manifestación, a la que también se unieron cientos de zamoranos residentes en Madrid, ejemplo perfecto del éxodo que sufre el terruño. Nadie quiso faltar a la movilización. Hasta la lluvia tan deseada por los agricultores hizo acto de presencia como una especie de guiño al campo. Incluso el gigante Facebook, ese que no llega a buena parte de la provincia por la brecha digital, se sumó a la protesta habilitando un marco para las fotos de perfil de sus usuarios en el que se podía leer un orgulloso "Soy rural".

"Zamoranos en peligro de extinción", "Mi pueblo existe" o "Ser pocos no resta derechos" fueron algunos de los mensajes escritos en las miles de pancartas portadas por los asistentes. Tras enfilar la calzada central del Paseo de Recoletos, la marcha continuó bajo el agua por Cibeles y el Paseo del Prado hasta llegar a la plaza de Cánovas. Allí, junto a la fuente de Neptuno, los periodistas aragoneses Paloma Zuriaga y Manuel Campo Vidal dieron lectura a un manifiesto en el que se reivindicó la necesidad de un gran pacto de Estado con "amplia mayoría parlamentaria" para luchara contra el "desequilibrio territorial" de España y contener una "hemorragia humana" que no solo desangra al medio rural, sino también a las capitales de provincia. "Si la vida de los pueblos se apaga, la decadencia llegará a las ciudades", advertía Campo Vidal recordando a José Antonio Labordeta, un "adelantado a su tiempo" que ya hablaba de esta España olvidada en canciones convertidas en himnos como "Canto a la libertad".

El alentador discurso puso voz a las deficiencias de un mundo rural que agoniza y que, como ya han advertido los expertos en Zamora, está al borde de llegar a un punto de no retorno. Una muerte anunciada a la cual continúan resistiéndose asociaciones locales como Zamora 10 y plataformas como Viriatos además del resto de la sociedad civil, obstinada en no dejar convertir la España de interior en la nueva Laponia del sur de Europa. Zamoranos que, tras el comienzo de esta revuelta, confían en que volverán a repicar las campanas de los pueblos como ayer lo hacían en Sayago o Aliste por el despertar de la España Vaciada. Eso sí, con toques de fiesta.

El despertar de Zamora en la España Vaciada

El despertar de Zamora en la España Vaciada