El Campus Viriato acoge este fin de semana el Encuentro Interuniversitario de Grupos de Expresión Corporal y Danza, que este año celebrará en Zamora su décimo aniversario. La cita reunirá a más de 150 personas vinculadas a este mundo en la universidad. Una cita a la que no faltará Carmen Padilla, profesora de Didáctica de la Expresión Corporal en la Universidad de Cádiz, que acudirá a este seminario con sus alumnos.

-¿Qué aporta a los estudiantes este tipo de encuentros?

-A nivel académico, es una experiencia que compartirán con otros compañeros, puesto que la mayoría de los asistentes son de la titulación de graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y así conocen también cómo están trabajando los demás grupos universitarios de danza, ya que puede ser urbana, contemporánea o más expresiva. A nivel profesional, estos alumnos tienen que ser capaces de gestionar a grupos de personas y, en este encuentro, cada grupo va a tener que autogestionarse, ser responsable desde buscar alojamiento y transporte, hasta llevar la documentación necesaria, preparar la coreografía o seleccionar la música. Por último, los alumnos se dan cuenta de que no solo son grupos aislados con actividades divertidas, sino que llegan a un sitio donde conocen a gente de otras comunidades que están haciendo lo mismo y no se sienten extraños. Somos muy originales, es cierto, y somos la versión artística del deporte, con una forma diferente de vivir la actividad física.

-Usted coordinó estos encuentros en 2009 y 2016, ¿qué aspectos son los más complicados?

-La verdad es que los alumnos nos lo ponen muy fácil, ellos organizan muchos aspectos y en diez años nunca han fallado. Delegamos en ellos mucha responsabilidad y siempre cumplen, porque cuando algo les motiva y tú les das una pequeña orientación y responsabilidad, responden porque están motivados. Quizá la parte más difícil sea la económica, porque se trata de algo auto subvencionado, pero hemos buscado fórmulas a través de las que conseguimos ahorrar dinero y que, además, reviertan en algo positivo.

-¿Qué evolución ha sufrido el evento en sus diez años de vida?

-Sobre todo se nota en la cantidad de alumnos. No ha sido sencillo mantenerse con la crisis de por medio, pero hemos mejorado cuantitativamente y pasamos de los cincuenta alumnos de las primeras ediciones a los 140 que alcanzaremos en Zamora, con los profesores aparte.

-¿Y cualitativamente?

-También, porque ahora hay más diversidad de talleres. No se puede decir que hayamos alcanzado la perfección, pero creo que el objetivo, más que mejorar, está en evolucionar. Estos encuentros nacieron a raíz de las escuelas de verano que se iniciaron en Zamora con Galo Sánchez. Luego vimos que ese formato ya no funcionaba y cambiamos a este de encuentros, que está funcionando ahora, pero que también tendrá que evolucionar.

-¿También ha cambiado la visión educativa que se tiene de la expresión corporal?

-La formación de los profesionales que llegan hoy al mercado es mucho más completa y versátil que la de hace unos años. Se pueden dedicar al campo educativo, de la gestión, del entrenamiento o de la salud, porque la población se está concienciando. En el subcampo de la danza y la expresión corporal es cierto que, en el currículo educativo, hasta hace poco no se le daba mucha importancia, no era la más demandada o los alumnos no le veían demasiadas salidas profesionales. Pero muchos consiguen trabajo o se sitúan por encima de otros profesionales, porque tienen otro punto añadido. Por ejemplo, ahora hay mucha demanda de entrenadores profesionales y mis exalumnos me dicen que ellos aportan un valor añadido, al tener esa formación de entrenador personal y de otras actividades complementarias.

-¿Qué cualidades debe tener este profesional?

-Lo primero es compromiso, porque entrenamos varios días a la semana, como un atleta. Y se trabaja de manera más específica cuando está más cerca la competición o el encuentro. A los alumnos se les pide también ilusión y, en principio, no se requieren unas cualidades físicas especiales, pero sí ganas de bailar, aprender y aportar, porque lo más importante va a ser la creatividad. Luego, dependiendo del control motor, los movimientos serán distintos en cada uno, pero igual de creativos. Nosotros no somos grupos profesionales de danza, sino que intentamos que la danza y la expresión corporal sean una actividad física divertida y saludable, que fomente la imaginación y la convivencia.