La polémica con el botellón del Jueves Santo protagonizó ayer la Junta Local de Seguridad del Ayuntamiento, convocada precisamente para abordar las actuaciones en Semana Santa y que se saldó sin acuerdo. Fuentes del Ayuntamiento explican que en los próximos días, seguramente la semana que viene, se convocará de nuevo la Junta de Seguridad para decidir qué hacer con el botellón del Jueves Santo. Aún hoy, a menos de tres semanas del Jueves Santo, el Ayuntamiento de Zamora no sabe si permitirá el botellón en San Martín, si apostará por una ubicación alternativa o si ni una cosa ni la otra.

Según ha podido saber este diario, la Junta Local de Seguridad de ayer se centró en el estado de la muralla de la ciudad. Según Francisco Guarido, los trabajos de los Bomberos, que se encuentran elaborando un informe en base al estado del monumento en la zona del Portillo de la Lealtad, han sido lo que ha propiciado que, a día de hoy, casi toda la muralla esté acordonada en el parque de San Martín. Mientras, la Concejalía de Seguridad Ciudadana insiste en prohibir la celebración del botellón en su actual ubicación.

Esta es la postura que defienden desde dicha concejalía y la que defiende su representante, Antidio Fagúndez. No hace falta hilar muy fino para saber que la postura de Fagúndez no coincide con la del alcalde, que después de asegurar la semana pasada que se había enterado de los planes de prohibir el botellón "por la prensa" añadió el sábado que la decisión es "inconsistente e improvisada" y apuntó directamente a Fagúndez como "único responsable" de lo que suceda con el botellón.

Ahora el Ayuntamiento se mueve en una complicada tesitura porque, si al final se considera que los informes en los que se apoya la decisión de Seguridad Ciudadana no son suficientes para erradicar el botellón, habrá que dar por bueno que se siga celebrando en San Martín y esperar que no suceda ningún imprevisto. La otra opción, la de organizar una actividad paralela, es complicada porque el Ayuntamiento se movería entre una actividad organizada (algo que nunca ha gustado en el seno de la Semana Santa porque se considera que eso es "contraprogramar" las procesiones) y el apoyo -o consentimiento- de una actividad que es ilegal: el botellón.

Sea como sea, la cuestión es que a día de hoy el equipo de Gobierno no termina de decidir qué sucederá en la noche del Jueves Santo, la que posiblemente es la más concurrida del año en la capital. Quedan menos de tres semanas y la falta de decisión afecta, entre otras cosas, a la hora de concretar el operativo de seguridad para la madrugada del Viernes Santo.