"Uno dijo que tenía mucho hambre, fui a buscarles un bocadillo". Cuando volvió con las viandas no había ni rastro de los dos individuos, "se fueron" con todos los ahorros que el anciano acababa de entregarles, en el mismo coche que utilizaron para acercarle a su casa a recoger la cartilla y trasladarle hasta la oficina bancaria para que extrajera el dinero. El zamorano acababa de ser víctima del conocido timo del tocomocho. Los dos individuos le propusieron un trueque: él les entregaba el dinero que tuviera en efectivo y ellos le daban los boletos premiados en un sorteo de la ONCE. Los ladrones se llevaron 850 euros, cuantía que el timado reclamaba en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal.

Con cierto temor y vergüenza, el anciano se aproximó al estrado de la sala de vistas para relatar ante la juez cómo cayó en el engaño. Sin atreverse ya, cara a cara con el acusado, a confirmar que este era uno de los dos hombres que se acercaron a él en plena calle, el 21 de agosto de 2018, para ofrecerle los boletos premiados. El miedo de la víctima era evidente, a pesar de que el imputado testificaba por videoconferencia: la juez le tuvo que pedir reiteradamente que se acercara a la pantalla para observarle.

Visiblemente intimidado al verle de cerca, el anciano, enjuto y de aspecto desvalido, no pudo afirmar categóricamente, como lo había hecho "sin género de dudas", subrayó la fiscal, cuando la Policía Nacional le enseñó fotografías para identificarle como una de las personas que le estafó. El procesado, aparecía ahora, desde la prisión en la que se encuentra, con barba que afirmó haberse dejado "hace cuatro años, cuando se casó mi hijo". Durante su interrogatorio, el imputado había negado que estuviera en Zamora el 21 de agosto pasado.

La fiscal mantuvo la petición de 18 meses de prisión y la indemnización de 850 euros, aferrada al reconocimiento fotográfico del presunto delincuente, "aunque hoy el perjudicado recuerde vagamente al imputado, en su momento no tuvo dudas". La defensa se basó en esa indecisión del anciano para exigir la absolución de su cliente.