La inmunoterapia, que se basa en combatir el cáncer potenciando las propias defensas del cuerpo, es una de las nuevas técnicas que abren más posibilidades a combatir esta enfermedad. El catedrático de Medicina Interna y académico numerario de la Real Academia de Medicina de Salamanca, Ángel Sánchez impartió ayer una conferencia sobre la inmunoterapia.

-¿Cuál es la base de la inmunoterapia?

-La quimioterapia es la columna del tratamiento del cáncer, pero dentro de la importancia que tiene en algunos casos está siendo superada por la inmunoterapia como tratamiento de primera elección. La inmunoterapia ejerce su acción antitumoral estimulando la respuesta inmunológica de los pacientes frente al cáncer, a diferencia de los tratamientos clásicos, entre ellos la quimioterapia, que atacan directamente a la célula tumoral.

-¿Es un tratamiento relativamente reciente?

-Se ha desarrollado en los últimos veinte años, pero fundamentalmente en los últimos años. En principio se limitaba a pacientes en los que había fracasado el tratamiento convencional habitualmente con quimioterapia. Pero en la actualidad en enfermos con determinados tipos de tumores, como el melanoma o algunos cánceres de pulmón la inmunoterapia ya se considera como el tratamiento de primera elección. También es capaz de controlar algunos tipos de tumores de mal pronóstico de forma muy prolongada durante varios años.

-¿Como se descubre la inmunoterapia?

-Es el resultado de muchas décadas de investigación sobre la naturaleza del tumor. Las células de los seres vivos se mutan. Y en esas mutaciones se generan células tumorales, pero el sistema inmunológico de cada individuo detecta estas células presuntamente tumorales, las reconoce como algo extraño y las destruye. El problema comienza cuando esas células tumorales logran escapar del sistema inmune y el cáncer progresa.

-¿Cuáles son los últimos avances?

-El año pasado, en 2018, les dieron el Premio Nobel de Medicina a James Allison y Tasuku Honjo, el primero de la Universidad de Texas y el segundo de la de Tokio les dieron el premio Nobel de Medicina y se les considera un poco los padres de la inmunoterapia. Porque ellos han sido capaces de descubrir si no la clave, una de las claves. Si el sistema inmune está deprimido no es porque no tenga potencial suficiente, sino que en muchas ocasiones es por el tumor, que causa esa depresión. Se ha descubierto que las células de algunos tumores son capaces de sintetizar unas proteínas que se unen al linfocito, que es la célula madre del sistema inmune y lo bloquean. Lo que permite la inmunoterapia moderna es crear unas sustancias, unos anticuerpos para que ese bloqueo del linfocito no se produzca y permitan que el sistema inmune quede libre para poder atacar y destruir las células tumorales.

-Parece la solución ideal que sea el propio cuerpo el que acabe con el cáncer. Pero, ¿qué problemas presenta la inmunoterapia?

-Los problemas de la inmunoterapia a corto plazo todavía no están bien definidos. Como todos los tratamientos tienen efectos colaterales casi en un 80% de los pacientes, lo que pasa es que algunos son bien controlados, mientras otros efectos colaterales pueden llevar a unas situaciones graves y complicadas. Lo que procuramos valorar es dónde actúa perfectamente el sistema inmune, pero no sabemos cuál es la respuesta indirecta del cuerpo humano a largo plazo. A corto plazo parece que no hay grandes problemas porque la principal ventaja de la inmunoterapia es la capacidad de controlar el tumor durante periodos muy largos de tiempo en un determinado tipo de pacientes. Qué va a pasar en el futuro es la pregunta del millón.

-¿Cuáles son los tumores que mejor han respondido a la inmunoterapia?

-Son la metástasis del cáncer de pulmón y del melanoma y los tumores metastásicos de riñón, vejiga y cabeza-cuello. De tal manera que la supervivencia de un melanoma metastásico que antes era muy corta, de uno o dos años, se ha conseguido con inmunoterapia que un 30%-40% de los pacientes estén vivos a los cinco años. Y en el cáncer de pulmón metastásico casi se ha doblado la supervivencia.

-¿Los científicos de Salamanca están en una posición puntera respecto a la investigación en inmunoterapia?

-Indudablemente Salamanca en el tema oncohematológico dentro de España con toda seguridad. Se están empleando ya estos anticuerpos con toda seguridad y han entrado también en otra técnica relativamente moderna que se conoce como T-car, que es un tratamiento con linfocitos. Consiste en extraer sangre de los pacientes, se separan los linfocitos, se manipulan en el laboratorio y se vuelven a infundir al paciente. A esos linfocitos infundidos se le ha hecho quiméricamente unos receptores que son moléculas sintéticas que lo que permiten es que los linfocitos T reconozcan y se peguen a una proteína específica de las células tumorales para que tengan mejor respuesta. Y este tratamiento que tiene una indicación fundamental en algunos procesos, sobre todo hematológicos como son la leucemia linfoblástica agua, el linfoma y mieloma múltiple seguro que en Salamanca ya lo están poniendo en marcha porque como digo en oncohematología el Hospital Clínico de Salamanca está en primera línea.

-Es usted habitual de estas Jornadas Académicas. ¿Qué importancia da las charlas de divulgación como la que ofrece en Zamora?

-Piense que hemos pasado de la medicina paternalista, donde el médico decidía lo que había que hacer y al paciente le daba menos explicaciones, a una medicina que intentamos llamar medicina personalizada o centrada en el paciente, incluso alguien emplea el término medicina democrática que no sé si es muy acertado. En todo caso al paciente se le debe dar una explicación razonable de cuáles son los tratamientos que se le aplican, por qué y cuáles las posibilidades.