El concurso de acreedores del Hotel Rey Don Sancho se inició el 31 de julio del 2014, a petición de la propia sociedad, ahogada por una deuda de 3,8 millones de euros a trece acreedores, si bien el 70% de esa cuantía se correspondía con los impagos a una entidad bancaria, según se informó en la Junta de Acreedores convocada por el Juzgado Mercantil de Zamora en mayo de 2015.

Entonces, el magistrado accedió a posponer esa Junta para incluir en el concurso a la empresa Constrifers, que regentaba la cafetería y tenía deudas cifradas en 600.000 euros, según constaba en la documentación. Ambas sociedades, que nunca han dejado de funcionar, están ya liquidadas, concluido el concurso, y vendidas por 150.000 euros a un tercer empresario.

La nueva propietaria ha adquirido el negocio del Rey Don Sancho y la cafetería en funcionamiento, lo que se denomina unidad productiva, con los empleados, por lo que nunca ha dejado de tener actividad. En este caso, el concurso de acreedores habría cumplido la finalidad para la que se creó esta figura, que no es otra que reflotar las empresas que se acogen al mismo, evitar la pérdida de esa actividad y mantener o conservar el máximo de los empleos que generó en su día.