Los más de 20.100 electores zamoranos que viven en el extranjero se tendrán que enfrentar, este año por partida doble, al engorroso camino burocrático del voto rogado si quieren participar en las elecciones generales del 28 de abril y en las europeas y autonómicas del 26 de mayo (no pueden participar en las municipales). El final de la legislatura, el pasado martes, ha dejado por el camino una de las promesas estrella del Gobierno de Pedro Sánchez, consistente en la eliminación del voto rogado. En esta ocasión el calendario se ve interrumpido por la celebración de la Semana Santa, con la reducción de días hábiles que ello conlleva para realizar todo el papeleo. Como en anteriores ocasiones, la burocracia y los trámites impedirán que muchos votantes puedan ejercer su derecho al voto. A nivel general, son alrededor del cinco por ciento de los electores residentes en el extranjero los que consiguen finalizar con éxito lo que muchos denominan una carrera de obstáculos cuyo único fin es ejercer un derecho constitucional.

Además, la situación de este año es un poco más "sangrante" porque, por un plazo de solamente tres días, los electores que vivan fuera de España tendrán que pasar dos veces por el particular calvario del voto rogado. Aunque algunos partidos han pedido a la Junta Electoral que el proceso para rogar el voto sea uno para las dos elecciones, la ley parece tajante y todo indica que el proceso se tendrá que realizar dos veces.

La ley es muy precisa para fijar los plazos y eso es precisamente lo que indica que el voto tendrá que rogarse dos veces. El último día para realizar el proceso es la jornada número 25 después de la convocatoria de elecciones. Las generales se han convocado oficialmente el martes, cinco de marzo, lo que indica que el 30 de este mes es el último día para rogar el voto para los comicios al Congreso de los Diputados y al Senado. Sin embargo, las elecciones europeas y autonómicas (también las municipales, aunque no influye en este caso) se convocarán el dos de abril. Es evidente que resulta muy difícil rogar el voto para unas elecciones que no han sido oficialmente convocadas. Por solo tres días el proceso se tendrá que hacer dos veces.

Problemas

Los problemas que genera el voto rogado son muchos. La tramitación burocrática es demasiado engorrosa y se considera que eso disuade las intenciones de participar de unos votantes que piden tener un camino más fácil. Además, es un hecho no reconocido que muchos votos ni siquiera llegan a las urnas el día de las elecciones, por lo que todo queda en nada. Aunque la administración cumpla los plazos, la llegada del voto depende en realidad de la eficacia de los servicios de correos en cada país. En las últimas elecciones, de hecho, surgió un particular movimiento que hacía que electores que no iban a participar en los comicios "entregaran" su voto a una persona residente en el extranjero que no podía votar.