A veces, lo que buscamos está más cerca de lo que pensamos. Bien lo saben la española Ángela y el portugués António, los dos jóvenes viajeros que han participado en la Experiencia Zasnet.

Acostumbrados a hacer miles de kilómetros en busca de un buen paisaje en destinos exóticos, durante los diez últimos días los dos aventureros han recorridos casi una veintena de municipios de La Raya Ibérica tan desconocidos como próximos a sus ciudades natales, Valladolid y Coimbra.

"En ocasiones no valoramos nuestro territorio y olvidamos un poco nuestra cultura y tradición y pensamos que viajar significa ir lejos", resume António. "Lógicamente fuera de nuestro país hay cosas increíbles que ver y que visitar pero aquí he descubierto que hay paisajes preciosos que nada tienen que envidiar a otros sitios", añade Ángela. Aquí es La Raya. Un paraíso terrenal a caballo entre España y Portugal que hasta el momento no gozaba de la popularidad merecida. De ahí la puesta en marcha de esta singular iniciativa por parte de la Agrupación Europea de Cooperación Territorial Zasnet para fomentar el turismo en este espacio fronterizo. Ángela y António resultaron los elegidos entre los casi trescientos candidatos presentados y desde el pasado 15 de febrero han recorrido La Raya de arriba a abajo junto a un equipo audiovisual para mostrar los atractivos de esta zona limítrofe a través de las redes sociales.

Comenzaron su periplo en Meliza, la primera Feria Apícola Internacional organizada por la Diputación de Zamora, y concluyeron la aventura en el pueblo salmantino de Candelario, en plena Sierra de Béjar. Han visto de todo: castillos, museos, fábricas de productos tradicionales pero, sobre todo, impresionantes paisajes. El patrimonio natural que atesora el territorio y la gentileza de la población que lo habita son dos de los encantos del territorio que más han fascinado a los dos embajadores.

Y es que, también han hecho de todo. Han navegado por el Lago de Sanabria a bordo del genuino catamarán eólico. Han observado de cerca a los cánidos del Centro del Lobo de Robledo. Han surcado el río Duero Douro por los Arribes en un crucero ambiental. Han descubierto los caretos, las mascaradas demoníacas de Podence. Han paseado en burro y degustado productos típicos de Vinhais. Han montado a caballo. Han paseado en bicicleta eléctrica por Sobradillo. Han disfrutado de las espectaculares vistas del Duero que ofrecen los distintos miradores. Y un largo etcétera.

"Ha sido una experiencia muy enriquecedora porque he podido disfrutar de paisajes únicos que no imaginaba que hubiera tan cerca", confiesa el portugués António, a quien estos días también le han servido para empaparse de la cultura zamorana a raíz de conocer el famoso bar de pinchos de Los Lobos y su mítica frase ¡Uno que sí y uno que no! "Me quedó marcada para todo el viaje y la empezamos a utilizar para responder a todas las preguntas como ¿Ustedes son españoles? ¡Uno que sí y uno que no! ¿Quieren picante? ¡Uno que sí y uno que no! ¿Van a comer postre? ¡Uno que sí y uno que no!". Y así en bucle.