Este mismo esquema, con las voces, entre otros de Jaime Rebollo y Almudena San Frutos, se repitió en todo el Vía Crucis, al que pusieron imagen Jesús del Vía Crucis, el Nazareno de la Vera Cruz, La Despedida, Redención, La Verónica, el renovado grupo de La Caída así como Las Tres Marías situados en distintos puntos entre la plaza de la seo y el convento del Corpus.

Antes de la siguiente estación, el público pudo contemplar la casa de los Neches con sus balcones adornados y con un pequeño altar ocupado por un Cristo en su entrada.

El paso de Jesús de la Tercera Caída se situó en Viriato donde también estuvieron Desnudez y Crucifixión, único paso que participó en el Vía Crucis de la JMJ de Madrid, unos grupos de La Mañana que por primera vez "se codearon" con elementos que procesionan el Viernes de Dolores o el Miércoles Santo.

Longinos, situado ante el Teatro Ramos Carrión, protagonizó la XII estación, mientras que Nuestra Madre, a la altura de la escultura del Merlú ilustró la XIII, mientras que el Yacente, a plena luz del día, estuvo acompañado por sus hermanos vestidos con capa española en la XIV. Ante la Soledad tuvo lugar una reflexión ante los dolores de la Virgen y la última estación, situada debajo del edificio del Ayuntamiento de Zamora, engalanado con los reposteros, correspondió al Resucitado.

La comitiva tras abandonar la plaza dirigió sus pasos al Museo de Semana Santa, donde las estaciones y las banderas esperaron la llegada de la Santa Cruz que accedió con la marcha Thalberg, mientras que el Resucitado lo hizo descubierto al tiempo que la Banda de Música de Zamora, que tocó parte del recorrido, interpretaba Mater mea.

Estampas irrepetibles de este VII Congreso Nacional de Hermandades y Cofradías preludio de la Semana Santa.