El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, en la homilía pronunciada ayer en la misa pontifical de clausura del Congreso Nacional de Hermandades y Cofradías, pidió a las autoridades que "velen por la libertad de todos" y "no impidan manifestaciones como la procesión del Corpus", como ocurriera el pasado año.

El prelado aludió a que tras la eucaristía habría un Vía Crucis que "es una manifestación de fe y por tanto no es un espectáculo más", sino el hecho histórico más relevante de la vida creyente y "fundamento religioso de la Semana Santa, que mucha gente de este pueblo quiere que no se pierda, que resucite y que no se mezcle con otras cosas que no son". Personas que, remarcó, "están callada y que "quieren que esto sea como fue" tiempo atrás. En su intervención pidió insistentemente que se respetase "la fe grande del pueblo de Zamora que se agarra a la Semana Santa" como una sagrada tradición.

El prelado también dirigió unas palabras a monseñor Marco Frisina, maestro director de la capilla musical lateranense que dirigió anteayer el concierto de María Auxiliadora y que en la misa llevaba la batuta del coro sacro Jerónimo Aguado, que canta en las celebraciones litúrgicas de la seo. Le invitó a descubrir la singularidad del templo catedralicio, "con su cimborrio, único en el mundo, perteneciente a la historia de los cristianos y que forma parte de su cultura" que "hay que saber respetar y no provocar poniendo delante de él una manifestación nudista, soez y provocativa", en alusión al Transgress Fest que tuvo lugar en septiembre en la plaza de la Catedral.

También saludó a todos los presentes, de manera especial a los que han llegado de fuera con motivo del VII Congreso Nacional de Hermandades y Cofradías, y resumió el evangelio de San Lucas, que acababa de leerse, como una invitación a la misericordia, "una propuesta desconcertante que exige a los cristianos una actuación según Dios" e instó a los presentes a que vivieran dicha invitación y la expresaran en su actividad diaria.