El historiador vallisoletano Javier Burrieza Sánchez abrió ayer la sesión de historia del Congreso Nacional con una ponencia titulada "Decadencia, restauración y esplendor de la Semana Santa".

-Habitualmente se estudia los orígenes de la Semana Santa, pero usted en su ponencia habla de la Semana Santa entre el XVIII y el XX.

-La decadencia es muy heterogénea porque cuando se pone en cuestión una manifestación como es la Semana Santa y sus instituciones, no en todos los lugares tenía la misma fuerza en algunos sitios muy destacable. Comienza a finales del XVIII cuando el reformismo ilustrado critica unas instituciones como las cofradías que tienen cierta autonomía que los ilustrados no quieren que tenga y que desean controlar como van a querer otras muchas cosas, como las órdenes religiosas. Luego nos encontramos con propuestas como la procesión única y general que se topa con la Guerra de la Independencia. Cuando se produce el final de esta contienda comienza el siglo XIX donde la Semana Santa en algunos lugares será de clarísima decadencia y otros lugares ya se va planteado ciertas iniciativas de restauración.

-¿Se aprecian diferencias por latitudes?

-No solo hay distintas circunstancias. Así en la provincia de Valladolid la celebración de la Semana Santa no tiene nada que ver la de Medina de Rioseco y la de la capital o la de Medina del Campo donde se va reconstruir la Semana Santa mucho más tarde, a partir de 1942, y con unas misiones populares. En una misma provincia suceden procesos muy distintos.

-¿Sucede lo mismo en la provincia de Zamora?

-Lo que va a ocurrir es que en la segunda mitad del siglo XX existe un deseo de la ciudad por reconstruir su Semana Santa. La ciudad contó con diversas instituciones y una conjunción de fuerzas y, sobre todo, la presencia de un gran escultor como es Ramón Álvarez cuya presencia fue fundamental para la recuperación de la Semana Santa de Zamora. En 1897 cuando se produce la fundación de la Junta pro Fomento de Semana Santa la respaldaban el alcalde y demás autoridades.

-Habla del papel del imaginero Ramón Álvarez

-Su papel fue esencial tanto en la historia de la Semana Santa de Zamora, como en la de España como en la plasmación de sus pasos. En el caso de Ramón Álvarez no pasó como en el Barroco con Gregorio Fernández donde sí se produce una difusión bastante grande. En el caso del autor zamorano su difusión se circunscribe más al ámbito zamorano y su expansión hacia la provincia porque no solo trabajó para la capital.

-Y ¿qué sucede en el siglo XX?

-Acabamos de salir de una Guerra Civil donde en algunos lugares ha habido una destrucción importante de patrimonio y se va a ir produciendo una reconstrucción. En casi todos los sitios nos vamos a encontrar un proceso de fundación de cofradías. En León a partir de 1945 y hasta 1965 se crearon nuevas cuatro cofradías que rompen con lo que hasta entonces eran las cofradías de los papones clásicos del Barroco. Valladolid había cinco barrocas hasta las 20 actuales casi todo el proceso se va a producir entre 1939 y 1946 en el marco de la postguerra y del nacionalcatolicismo. No obstante, en los años 20, donde también nos encontramos nacionalcatolicismo, también germinan nuevas cofradías es el caso de la fundación de una cofradía han importante en Zamora como es la del Santo Cristo de las Injurias. Una de las cuestiones que todavía queda por estudiar del nacionalcatolicismo es la Semana Santa y lo he hecho en un último libro mío que verá la luz en septiembre

-De la segunda mitad de la pasada centuria destacaría...

-Es un siglo de esplendor y restauración, pero como siempre tiene sus puntos. Tras el Concilio Vaticano II hay un cierto cuestionamiento de las formas de religiosidad popular, pero sin embargo a partir de los 80 se produce la recuperación de formas de religiosidad popular cuando la sociedad es aconfesional. El motivo todavía no está claro. Actualmente muchas cofradías aumentan en un tiempo de mayor secularizad. Poca práctica religiosa y sin embargo la Semana Santa es uno de los momentos esenciales de la presencia social de lo religioso en la calle.

-¿Hay más cosas que unen a las Semanas Santa de España que las diferencia?

-Incluso lo que nos diferencia no nos distancia. Yo estoy empeñado en que hay que saltar de lo particular a lo general y en lo general nos va a favorecer el poder comparar unos modelos con otros porque nos puede enriquecer mucho.