Aprender a conocer las emociones y sus causas, más que a controlarlas, es la receta ofrecida ayer por el psicólogo Rafael García Alonso a los espectadores de las Jornadas Médicas "Infosalud" de la Fundación Caja Rural que concluyen hoy en el Colegio Universitario, con la conferencia del bioquímico Félix Goñi. Presentado por el también psicólogo Félix Rodríguez, García Alonso tituló su conferencia "Las emociones excedidas: ansiedad y depresión".

- ¿Cuáles son las ideas básicas de su conferencia, las emociones excedidas, ansiedad y depresión?

-El objetivo es ayudar a que la gente tome conciencia sobre la importancia que tienen las emociones como factor regulador, potenciador o de protección a la hora de desarrollar algún tipo de trastorno de carácter mental o desregulación emocional. Desde la medicina siempre se ha trabajado mucho el carácter cualitativo de las enfermedades, o bien tienes una enfermedad o no la tienes. Uno tiene gripe o no la tiene, nadie tiene medio gripe. El problema es que en las enfermedades mentales no es tan sencillo trabajar con una idea tan polarizada de todo o nada. Es cierto que enfermedades como la ansiedad o la depresión es mucho más sencillo evaluarlas o trabajar con ellas desde una dimensión cuantitativa, de diferentes grados, que trabajarla directamente como algo que se tiene o se deja de tener. Porque el hecho de que una persona no cumpla los criterios diagnósticos de una depresión, de un trastorno depresivo mayor, no significa que no esté viviéndolo con sufrimiento.

-¿Qué claves explican las emociones?

-Algo muy importante con los trastornos emocionales que fundamentalmente son de ansiedad y del estado de ánimo tienen mucho que ver con cómo la gente vive sus propias emociones, las que todo ser humano tiene. Si eliminamos las positivas como es la alegría y las neutras, como es la sorpresa, existen tres emociones nucleares muy importantes como son el miedo, la tristeza y la ira que la gente tiende a tratar de controlar, suprimir, eliminar o evitar vivirlas porque les genera mucho sufrimiento, mucha molestia. A la gente no le gusta sentir miedo, tristeza o estar enfadado.

-Pero no se pueden evitar, claro.

-Lo que a veces hacemos es patologizar, estigmatizar y culpar a las emociones de lo que nos hacen sufrir, cuando lo que hay que hacer es pararse y pensar por qué estamos teniendo estas emociones. Las emociones no aparecen en el vacío, uno no va por la calle y de repente le entra una alegría porque si, o le entra un ataque de tristeza. Las emociones siempre ocurren por algo. Y hay que entender que las emociones son un sistema de alarma, de supervivencia que ha desarrollado el ser humano a lo largo de muchísimos millones daños que nos permite informarnos de que algo está pasando en nuestra vida que nos impide vivir con comodidad, desarrollarnos. Y ahí es donde tenemos que intentar cambiar. A las emociones no hay que intentar culparlas o estigmatizarlas, sino entender cuál es la función biológica y psicológica que cumplen y actuar en consecuencia.

-¿Más que dar rienda suelta a las emociones hay que racionalizarlas?

-Racionalizar las emociones es como intentar controlarlas, a mi no me gusta. La gente que dice "me encantaría aprender a controlar mis emociones" me parece que es una falacia, porque las emociones no están hechas para controlarse, uno no elige cuánto está contento o cuando está triste, simplemente hay un momento en el que estas contento o estas triste. Pero eso no significa que nosotros no podamos tomar conciencia de lo que estamos sintiendo en cada momento, entender qué es lo que lo está desencadenando y actuar en consecuencia de esta emoción.

-Ponga un ejemplo.

-Si yo ahora mismo discuto con mi jefe y me cabreo muchísimo puedo sentir ira. Pero yo no tengo que tratar de controlar mi ira y comérmela hacia adentro y aguantarme ese enfado. Lo que tengo que hacer es tratar de comprender por qué tengo ese enfado y tratar de encontrar una solución a lo que está generando la emoción, que es el problema que tengo con mi jefe. Eso que parece una pequeña tontería o sutileza puede ser la diferencia entre que acabemos desarrollando o no a la postre algún tipo de trastorno emocional o mental, como puede ser un trastorno de ansiedad o depresión.

-¿La forma de ser ayuda o perjudica en estos procesos?

-Nuestra personalidad en parte tiene que ver con todo esto y en parte no. A mi me gusta entender que hay como tres pilares que sustentan nuestra capacidad para entender cómo funciona el mundo y a nosotros mismos y nuestras emociones.

-¿Que son?

-Un 33% de nosotros es de carácter genético, temperamental. Hay personas que nacen con una capacidad superior o inferior para comprender sus emociones, regularlas e incluso podemos encontrar grupos de enfermedades que afectan a las emociones pero que no las podemos controlar. Por ejemplo que alguien sufra una disregulación de neurotransmisores que favorezcan que alguien tenga una depresión es algo con lo que se nace, eso no se elige. Otro tercio tiene mucho que ver con el contexto en el que vivamos. La familia en la que nos criemos, el sistema económico en el que vivamos, el entorno en que los desarrollamos va a favorecer o perjudicar que desarrollemos más o menos vulnerabilidad.

-¿Y el último tercio?

-Se forma en base a todo lo que nosotros conocemos y vamos aprendiendo a lo largo de la vida, tanto a nivel de aprendizaje vicario, que es ver cómo otras personas reaccionan ante diferentes situaciones, como por el modelaje que es ver cómo la gente actúa en determinadas situaciones o por nuestra propia experiencia. Si a ti cuando eres pequeño tus padres te enseñan a que no te acerques a los perros porque muerden y son peligrosos es más fácil que tu de mayor acabes teniendo cierto nivel de miedo, alarma o respeto hacia los perros. No porque nunca te haya mordido un perro o hayas tenido una experiencia traumática con alguno, sino porque tienes ese miedo dentro ya.

-¿Qué es la ansiedad?

-La ansiedad es un límite de uno de nuestros sistemas de alarma, normalmente el miedo. El miedo es una emoción muy relacionada con el sistema de activación. Cuando estamos aburridos, medio dormidos el nivel de activación es muy bajo, cuando estamos trabajando o estudiando en un nivel óptimo el nivel de activación está más alto. El problema es que si nosotros excedemos ese punto de activación lo que estamos desarrollando es un problema. Algo que está dirigido para ayudarnos lo que está haciendo es perjudicarnos.