"Pequeño mamífero. El cachorro humano y otros lactantes", el libro que escribió junto al pediatra Adolfo Gómez-Papí fue el hilo argumentarl de la conferencia pronunciada ayer en Zamora por el biólogo Miguel Delibes de Castro, participante en las Jornadas Médicas de la Fundación Caja Rural, "Infosalud". Poco antes de su intervención, el experto conservacionista concedió una entrevista a este diario en la que analiza el difícil equilibrio entre la fauna salvaje y el hombre.

-¿Hay grandes diferencias entre especies en el proceso de lactancia?

-Si. Hay focas que solo dan de mamar una semana, con una leche muy rica energéticamente, con mucha grasa, las crías engordan varios kilos diarios y en una semana son capaces de crecer, independizarse y volver al agua, que es donde tienen más defensa, porque el tierra firme son muy vulnerables. En cambio los grandes primates están amantando cuatro o cinco años con una leche rica en agua con bastante lactosa. Y hay especies con muchos enemigos, como el conejo de monte, que solo da de mamar una vez al día porque no le interesa que los depredadores descubran donde están escondidas las crías, mientras las ovejas dan de mamar hasta 40 veces en el día, durante muy poco tiempo. La lactancia está muy bien adaptada a los requerimientos de cada especie.

-¿Los humanos mantenemos esta habilidad natural de la lactancia o la hemos perdido?

-Queremos lo mejor para nuestros retoños, tenemos pocos niños y queremos que estén muy sanos. Esto hace que los jóvenes papás y mamás sobre todo se sientan inseguros en la lactancia. Pero eso se sabe de forma natural y lo más complicado es adaptarse a los sistemas de vida modernos. Yo no soy nada drástico en cuanto a la crianza natural. Si me parece importante poner de manifiesto que es lo mejor, pero no lo único posible. También andar o moverse en bicicleta es mucho más sano que ir en coche a todos los sitios, pero eso no quiere decir que prescindamos del coche siempre. Amantar a los niños largo tiempo y desde luego los primeros meses, cuando ellos quieren, aunque sea más incómodo para los papás, para los niños es mejor y deberíamos intentar hacerlo. Pero esto no quiere decir que tengamos que ser esclavos de esa conveniencia.

-Cambiando de tema y en su condición de experto. Seguimos a la greña sobre cómo tratar al lobo, sin encontrar un punto de equilibrio.

-Yo que me dedico a la conservación de las especies este es con mucha diferencia el problema más difícil de resolver, porque hay muchos condicionantes sociales. A lo largo de la historia hemos generado un odio hacia al lobo que está casi casi en nuestros genes y es difícil de cambiar. El apasionamiento a favor y en contra del lobo trasciende con mucho a lo que objetivamente debería ser. Aunque se compensaran todos los daños incluso por exceso que el lobo produce se le seguiría teniendo manía.

-¿Es posible la coexistencia de lobos y pastores?

-Yo creo que hay que conseguir la coexistencia de lobos y pastores, la gente del campo, pero parece muy difícil. Porque los más defensores del lobo son muy inflexibles con que se pueda controlar y los más acérrimos enemigos del lobo son muy inflexibles con que pueda sobrevivir algún lobo. Son posturas muy enfrentadas. Dentro de los propios grupos ecologistas o conservacionistas lo que nos da más problemas de convivencia interna es el trato que se debe tener con el lobo.

-Estamos viviendo una paradoja que en provincias como Zamora se recupera la fauna salvaje, como ciervos, corzos o jabalíes, pero se multiplican los problemas que genera, en forma de accidentes de tráfico o daños en cultivos. ¿La sociedad está dispuesta a asumir los costes que produce la fauna?

-Mi sensación es que la sociedad actual es muy tolerante hacia la fauna, porque es básicamente una sociedad urbana que no la padece demasiado. La mayor parte de la población estaría a favor de la fauna, del lobo, de los osos. Claro, cuando el oso se mete en un pueblo, cuando el lobo mata un montón de ovejas o cuando una familia pierde a un ser querido por un accidente de coche contra un jabalí es muy difícil decir a estas personas que haya que mantener la fauna. Pero ahora mismo mi preocupación sería un poco al revés, la sociedad está tan "animalistizada", si se pudiera denominar así, tan sentimental hacia los animales salvajes, que percibe mal los problemas o los riesgos y algún día pueden estallar de una forma que se nos escape de las manos.

-¿Por ejemplo?

-En Doñana alguna vez algún jabalí provoca alguna herida a algún niño porque como la gente pasa a la playa con bocadillos y da de comer a los jabalíes, de Pascuas a Ramos, un jabalí tan asustado como el niño que le da de comer sin querer le muerde, el niño se mueve bruscamente y el jabalí también. La cosa concluye con que hay que matar un montón de jabalíes porque son un riesgo. Eso ocurre en un sitio donde hay muchos y no pasa nada, posiblemente sea ventajoso matar muchos jabalíes. Pero si ocurriera con el oso sería un problema muy grave, porque hay pocos osos y no podemos decir hay que eliminarlos. Tengo miedo de que alguna vez se revierta la opinión que la sociedad tiene de la fauna

-En el mundo rural zamorano ya se está dando.

-Si, pero vive poca gente en comparación de la que vive en las ciudades. Si saliera la noticia en LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA de que vamos a matar muchos ciervos porque provocan daños probablemente la cantidad de cartas al director y la protesta de los ciudadanos haría que se echaran atrás. Ya ha ocurrido en otros sitios. En Australia se propusieron acabar con los gatos, no matándolos, sin o esterilizándolos porque había un millón que se comen los pájaros y las ratas marsupiales. Se armó tal follón en la sociedad que el parlamento tuvo que retirar la propuesta. Si proponemos en Castilla y León que hay que reducir los ciervos al 10% probablemente dirían que lo paga el lobby de cazadores, propondrían prohibir circular los coches de noche, para que no haya atropellos, saldrían cien propuestas con tal de no tener que matar ciervos.

-¿Los esfuerzos por preservar especies en peligro de extinción, tienen éxito?

-Están funcionando muy bien. En toda Europa occidental lobos, osos y linces están aumentando. Mucho tiene que ver con el abandono del campo, que hay más espacios silvestres, sin ocupar por los humanos y con el mayor respeto a esta gran fauna por parte de la sociedad, quizá porque la gente es más urbana. Hay mucha gente a la que le gusta la carne de ciervo o jabalí, pero nadie la necesita para vivir. Ahora mismo la situación aparente es que esto está mejorando y es muy compatible y hay artículos científicos en esa línea. Lo que queda como una sombra en el horizonte es siguen aumentado, porque inevitablemente surgirán problemas más serios con los humanos y habrá que ver qué nivel de tolerancia tenemos entonces. Ahora mismo aumentan y no pasa nada, pero si la presencia de osos empieza a entorpecer a las excursiones de los senderistas de fin de semana y hay algún conflicto, no sabemos qué ocurriría.

-Y también hay conflictos entre cazadores y observadores.

-Hay ahora mismo un conflicto en el horizonte que yo creo que es muy claro por el uso de la naturaleza por distintos grupos humanos: la gente que quiere ir a cazar, que tiene el argumento a su favor de que paga por eso, con la gente que va a buscar setas, que ahora también hay algunos que pagan, con los que van a pasear, van en bicicleta, con los agricultores y ganaderos, que prefieren que no les molesten. Este conflicto velado está ahí.