La Cofradía del Silencio admitirá anualmente 50 nuevas altas además de cubrir las bajas que se produzcan, con lo que espera eliminar en tres años la lista de espera, que se ha incrementado notablemente en el último año debido a las 99 peticiones de mujeres para entrar en la hermandad, después de la modificación de los estatutos que permitieron a las féminas incorporarse a una asociación de fieles hasta ese momento exclusivamente masculina.

El presidente, Rufo Martínez de Paz, explicó que la lista de espera se ha disparado tras contabilizarse 99 peticiones de alta femeninas y 20 masculinas el último año, lo que podría llevar a un aspirante a una espera de entre ocho y diez años para entrar si se siguiera con el actual sistema de dar diez altas más las bajas del año y que ha hecho por ejemplo que en la última hornada hayan entrado 44, 34 de ellos por los 13 fallecidos, doce dados de baja por impago de dos cuotas y nueve que abandonaron la hermandad por otros motivos.

Este hecho, unido a que de los 2.419 hermanos sólo 1.800 en los mejores años y 1.600 en los más flojos, acudan al Juramento el Silencio da margen para ampliar el número de cofrades sin alterar la procesión.

Con respecto al itinerario procesional, la cofradía ha evaluado el resultado del recorrido del pasado año, obligado por el edificio en ruina de la Rúa de los Notarios y ha decidido adoptarlo. Tras el Juramento del Silencio los cofrades saldrán por Antonio del Águila, Obispo Manso, plaza Arias Gonzalo, Rúa del Silencio y plaza de los Ciento, donde se recupera el itinerario tradicional.

La asamblea de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias, reunida en el Museo de Semana Santa era la primera ordinaria que presidía Rufo Martínez de Paz al frente de su directiva tras la renovación electoral, momento que aprovechó para agradecer el trabajo de sus colaboradores, con recuerdo especial para el fallecido Paco Galán.

Y presentó también al nuevo capellán de la Cofradía, Francisco Díez García, el párroco de La Villarina y fabriquero de la Catedral, quien sustituye en el cargo a José Muñoz Miñambres. Es un cura que conoce bien la cofradía, ya que en los últimos años es el que ha salido en la procesión en lugar de Muñoz Miñambres, más delicado de salud. Y el nuevo capellán estuvo "sembrado" en su discurso de presentación, con una distendida y amena alocución con mensaje de fondo: "la fe es un compromiso para la vida que se va haciendo paso a paso". Y por ello hay que incidir en el compromiso cristiano para evitar que la única diferencia "entre la Semana Santa y las Fallas es que no se queman los pasos al acabar". Puso el ejemplo del cofrade que se confiesa ateo: "Pues si eres ateo, dedícate a otra cosa". E hizo un llamamiento al compromiso, para lo cual propuso desde ya incrementar las actividades de la cofradía "en los tiempos fuertes de liturgia".

E incluso se permitió ironizar con la actitud a tomar con los nuevos responsables municipales que salgan de las elecciones para los que propuso "unos ejercicios espirituales a ver si los podemos convertir", no piensen que "el Ayuntamiento es suyo" y de esta forma se acaben algunas situaciones que se dan ahora mismo, como que "la patrona de Zamora, la Virgen de la Concha, no pueda entrar" en la Casa de las Panaderas. Además la asamblea dio el visto bueno a los estatutos de la Cofradía que básicamente recogen todas las normas que había dispersas y que se aprobaron por amplia mayoría con el único voto el contra de cargadores del pebetero de la torre del Salvador.