Desde las montañas simbólicas como el Teleno, Moncayo o la Peña de Francia hasta los pequeños amuletos. Los expertos Pedro Javier Cruz Sánchez y Beatriz Sánchez Valdelvira hablaron sobre todas ellas en su conferencia titulada "De la montaña mágica a la piedra de rayo. Itinerarios por las rocas sagradas de Castilla y León", dentro de la segunda edición de las II Jornadas de Creencias Mágicas Populares: Mitos y Supersticiones, celebradas este fin de semana en el Museo Etnográfico de Castilla y León y en la que participaron cerca de un centenar de asistentes.

"Nos hemos centrado en Castilla y León, pero se trata de una situación que traspasa las fronteras de esta comunidad, puesto que es algo tanto a nivel peninsular como incluso europeo", reconoce Cruz Sánchez.

Sobre la sacralidad de las grandes cumbres, el experto afirma que "más que la montaña en sí, lo que tienen es un componente legendario relacionado con ello, se trata de lugares de referencia porque son bien visibles en el paisaje. De hecho, la Peña de Francia se ve prácticamente desde toda la provincia de Salamanca", pone como ejemplo. Lo que diferencia, por tanto, a estas de otras montañas es que en ellas se genera una leyenda que puede ser de muchos tipos. "Incluso se han llegado a levantar santuarios o ermitas, como ocurre en Brime de Urz y la ermita de San Esteban o la propia Peña de Francia", apunta.

En el tamaño medio estarían las piedras resbaladeras, donde las mujeres realizaban determinados ritos de fertilidad deslizándose por ellas, las piedras o losas oscilantes, o las pisadas y huellas mágicas talladas en la roca, vinculadas a santos o incluso la pisada del caballo de Santiago e incluso de la mula que cargó con la Virgen María.

Yendo a lo más pequeño, las piedras y los amuletos, el ponente explica que en pocos lugares se mantiene ya esta finalidad, como proteger de enfermedades o ahuyentar el mal de ojo. "Se perpetua en lugares donde la joyería está todavía muy viva, como pueda ser en la zona de La Alberca, pero ya nadie se pone un azabache para protegerse contra el mal, se ha quedado en algo más bien folclórico, hemos dejado de tener amuletos protectores", reconoce Cruz Sánchez, quien subraya que su pervivencia es más bien como valor estético, pero no simbólico. "Eso se ha perdido, pero al menos sigue visible de algún modo", se consuela.

De hecho, admite que todos estos ritos y tradiciones están en peligro de extinción. "Se están perdiendo porque los guardianes de la tradición, que es la gente mayor de los pueblos, está desapareciendo. Ellos puede que lo transmitan, pero nosotros no nos tomamos la molestia de conservarlo", lamenta. El único aliento es que lo que no se ha perdido del todo son algunas fiestas inspiradas en esas tradiciones, en las que la gente sigue participando, "aunque hayan perdido su función primigenia y sea algo eminentemente festivo, dejando la religiosidad a un lado", compara.

Esta última sesión de las jornadas contó también con la presencia de Ander Gondra Aguirre y Gorka López de Muniain, quienes hablaron sobre "Las visiones extraordinarias: de la creencia popular a las apariciones marianas", donde analizaron cómo influyen las tradiciones y creencias populares que tanto permeaban la sociedad de los años treinta en España, a raíz de los sucedido en el pueblo guipuzcoano de Ezkioga, cuando en junio de 1931 dos niños vieron una extraña luz entre los árboles que se interpretó como la visión de la Virgen.

La clausura de esta actividad del Museo Etnográfico de Castilla y León estuvo a cargo del cuentacuentos José Luis Gutiérrez, "Guti", quien deleitó a los presentes con una sesión de narración oral titulada "Historias del filandar", inspirada en la memoria colectiva y el cuento tradicional, donde aparecen los saberes, las palabras, las historias personales, los recuerdos y las fabulaciones de los viejos narradores, seña de identidad de este narrador zamorano, que supo poner el broche final a las jornadas.