La restauración integral del paso de La Caída además de aligerar la nada despreciable cantidad de 300 kilos, en buena medida por la nueva estructura de aluminio, ha dado luz a varios descubrimientos.

La supresión del suelo de corcho ha permitido toparse con una anterior superficie integrada por "arpillera y algodón con cola y yeso y madera debajo para lograr el efecto de tierra", detalla el escultor Ricardo Flecha que ha tallado la nueva superficie del grupo procesional. El artista desconoce si el piso "corresponde a Ramón Álvarez o no" y prosigue: "Por el estilo y la forma me inclino a pensar que sí, pero muy pocos de los pasos que quedan de él tenían ese tipo de suelo".

El asesor artístico de la Cofradía de Jesús Nazareno estima que los materiales deben restaurarse mediante "una consolidación" porque "nos determina cómo estaban la figuras antes de situar el suelo de corcho, en 1941 cuando la mesa se amplió a 32 cargadores". Flecha Barrio descarta que el hallazgo sea el suelo de la mesa primigenia porque "las fotos que nos han llegado de ella no se corresponden con el vestigio localizado".

El suelo colocado ahora corresponde a madera de cedro tallada, una materia muy ligera y a la que no atacan los xilófagos. La superficie "está situada sobre el paso, no pegado", mientras que las figuras están ancladas a la estructura. "He intentado copiar lo que había antes, pero ha habido que tener en cuenta que cuando se situó el corcho se elevó el Cristo diez centímetros" menciona. Este nuevo firme presenta una diferencia de altura significativa porque existen "casi 15 centímetros de diferencia entre donde está el Cristo, la zona más alta, y el lugar donde se ubica la Virgen". Además, el escultor, que ha pintado el suelo con pinturas al aceite y lo ha patinado con ceras, ha respetado la posición de las figuras que giran alrededor del Cristo. "Este paso es como un puzzle cada figura tiene que estar en una posición muy concreta".

La actuación integral, promovida desde la Cofradía de Jesús Nazareno, ha arrojado luz también sobre detalles de la mesa que en los años 1976 realizaron las manos de Alito. La exhaustiva limpieza efectuada por el artesano Javier García de Castro ha permitido descubrir "tallas minúsculas" que no se apreciaban antes debido a las capas y capas de barniz depositadas, hasta diez ha eliminado el profesional. "Hay rosas que tienen pétalos que antes estaban como encapsulados principalmente en los paños centrales de los laterales, donde el autor, Alito, se recreó y donde existe una talla mucho más definida" expresa el artesano que añade : "Las rosas que cuelgan de los extremos de los paños cuando las hemos limpiado hemos visto que son auténticas preciosidades".

A la hora de efectuar su trabajo el técnico se topó con la "sorpresa" de que los paños estaban concienzudamente ensamblados, "estaban muy encolados" de tal forma que su separación hubiera podido causar daños. Ante este inconveniente García de Castro diseñó un sistema de andamiaje para desplazar la mesa en bloque. "Provengo del mundo de la ingeniería de obra y analicé la dificultad desde más allá del campo del arte" explica este hombre que por primera vez trabajaba para la Semana Santa y que ha invertido horas y horas en la limpieza de todas las filigranas hasta con cepillo de dientes utilizado "capa de decapante y neutralizador para que no dañar la madera" y que ha contado en todo momento con el apoyo de su padre y de la cofradía de Jesús Nazareno.

Otro puntal de la puesta a punto del conjunto que hiciera Ramón Álvarez lo representa la limpieza de cada una de las figuras que integran el grupo que procesiona la madruga del Viernes Santo. Esta tarea ha correspondido a la restauradora Patricia Ganado quien se enfrentó a unas figuras que no se tocaban desde hace varias décadas. "Ahora se aprecia mucha más luz tras las limpiezas en la que he quitado mucho polvo acumulado, una de las caracterizas de los pasos con telas encoladas, y unos barnices que amarillean los colores", sintetiza la profesional que destaca que el estado general del paso "era bueno". No obstante, el Cristo presentaba una yema rota de un dedo, que ahora ha sido reintegrada dado que se conservaba el apéndice, y le han situado unas finas capas de neopreno en las zonas susceptibles de roces para evitar deterioros. En esta figura además de mejorar las articulaciones, la restauradora ha conservado "la línea de sangre de la que había señales originales porque en la anterior restauración le añadieron demasiada".

La eliminación de los barcines se aprecia en la Magdalena y, sobre todo, en la Virgen donde "el color estaba desvirtuado y estaba muy oscurecido en las partes bajas por falta de limpieza", explica la profesional que en esta ocasión ha trabajado codo con codo con Óscar Morales Romero.

Ganado asegura que los sucesivos añadidos del paso, concebido inicialmente como Jesús, la Virgen y Cirineo, se confirman "en la técnica" porque "la Virgen no tiene la misma carnación que la Magdalena tanto en el tono como en el acabado o las expresiones de los rostros son distintas. Tienen rasgos estéticos comunes, con los toques de Ramón Álvarez, pero no se han hecho en el mismo periodo de tiempo", certifica al tiempo que comenta que al trabajar sobre el brazo de Cirineo se topó con dos carnaciones distintas, que ahora ha disimulado pues "lo policroman en la anterior intervención, pero no sabemos el motivo".