La tendencia hacia un Congreso cada vez más dividido, alejado del bipartidismo y sin mayorías absolutas no tendrá su proyección en Zamora. Al menos, en lo que a escaños se refiere. A pesar de que los electores de la provincia puedan votar en sintonía con lo que las encuestas auguran en el resto del país, el tamaño de la circunscripción, donde se eligen solamente tres diputados, impedirá que estén representadas todas las voluntades. Incluso, formaciones que superen el 15% de los sufragios podrían quedarse sin botín en un territorio donde PP y PSOE dominan sin dejar espacio a nadie más desde los años 80.

Ahora, con los dos grandes partidos del sistema, y con Podemos, Ciudadanos y Vox al acecho, tan solo tres organizaciones podrían lograr su escaño por Zamora. Incluso, como ocurrió en los comicios de 2015 y 2016, el empuje de los emergentes podría ser insuficiente para romper el PP 2-1 PSOE que se ha convertido en un clásico en Zamora cada vez que hay elecciones generales.

En los comicios del 2016, casi 29.000 zamoranos, aproximadamente un 27% de los que acudieron a votar, apoyaron a un partido que no sacó ningún escaño por la provincia. De esos electores, un 14,08% apostó por Unidos Podemos y un 11,43% le otorgó su confianza a Ciudadanos. En el 2008, el tercer partido con más sufragios fue Izquierda Unida (2,26%), y el cuarto UPyD, que no llegó al 1%.

Estos datos plantean una realidad: el bipartidismo entendido como un dominio absoluto del PP y el PSOE también quedó aparcado en Zamora en las últimas elecciones, pero el tamaño de la circunscripción provocó que la voluntad de quienes apostaban por los emergentes quedara enterrada.

Este escenario no se da solo en Zamora, sino que se repite en las otras siete provincias donde se eligen tres diputados nacionales. El caso más llamativo se da en Guadalajara. En este territorio castellano-manchego, PP y PSOE pasaron del 91% de los votos en el 2008 a poco más del 60% en el 2016. Ciudadanos (16,4%) y Podemos (18,1%) acumularon más de un 34% en estos últimos comicios, pero no les alcanzó para el escaño.

Algo similar sucedió en Ávila, Cuenca, Palencia, Segovia o Teruel, provincias donde el PP se impuso con cierta claridad, el PSOE se manejó entre el 20 y el 30% de los votos, y Podemos y Ciudadanos oscilaron entre el 10 y el 20%. La excepción se encuentra en Huesca. Allí, el PP descendió hasta el 36,45% y Unidos Podemos aprovechó para arrebatarle el tercer diputado en liza por un pequeño margen.

Dejando a un lado el caso oscense, entre Unidos Podemos y Ciudadanos lograron algo más de 220.000 votos entre estas ocho provincias sin que les sirviera para conseguir ningún representante. La tendencia, las encuestas y situaciones como la provocada por las elecciones andaluzas invitan a pensar que, en las elecciones generales del próximo 28 de abril, la dispersión podría ser aun mayor.

Como ejemplo de lo que esta situación genera, si las ocho provincias se juntaran en una hipotética circunscripción en la que se repartieran los 24 escaños acumulados, el Partido Popular obtendría once, cuatro menos, el PSOE lograría seis, dos menos, y Podemos y Ciudadanos entrarían con cuatro y con tres respectivamente.

Al no ser así, Ciudadanos se convirtió en el 2016 en el partido al que más votos le costó cada escaño, mientras que Podemos se quedó muy cerca de sobrepasar al PSOE en número de sufragios a nivel nacional, pero la diferencia de diputados fue de catorce, con los socialistas aprovechando al máximo sus apoyos para mantenerse como segunda fuerza.

De cara al 28 de abril, las encuestas otorgan una mayor probabilidad de crecimiento a PSOE y Ciudadanos, y una previsión de caída para Podemos y sus confluencias y para el Partido Popular. Además, auguran la entrada de la ultraderecha de Vox en el Congreso. Con estos ingredientes, las dudas en Zamora radican principalmente en cómo reaccionarán los votantes habituales del Partido Popular y qué daño hará la derecha alternativa a la organización dirigida por José María Barrios.

El margen del PP para retener los dos diputados aún es grande, como también cuenta con un colchón el PSOE para amarrar el suyo. Los dos actores del bipartidismo lucharán en campaña por convencer de que su proyecto sigue vigente y tratarán de aprovechar las ventajas de un sistema que, en provincias como Zamora, les beneficia claramente. Todo lo que sea romper este dominio sería un pequeño milagro para los tres aspirantes, que prometen dar batalla de verdad en la pelea por los escaños.