En torno a 21.000 votos harán falta en la provincia de Zamora para sacar un diputado al Congreso en las próximas elecciones. Será el diputado más "barato" de la historia, aunque es cierto que en proporción al número de habitantes, los partidos tendrán que hacer un esfuerzo similar al de otras ocasiones para colocar a sus candidatos en un sillón de la Carrera de San Jerónimo.

La pérdida de población tiene mucho que ver con ese fenómeno, aunque influyen también otros factores, como la participación. De hecho el censo para estos comicios es de 168.052 electores, 5.246 menos que en 2016, repartidos entre 147.938 residentes en España y 20.114 en el extranjero.

En las elecciones de 2000 cada diputado costó 37.600 votos, en las de 2004 fueron 35.800, en las de 2011, con un electorado muy movilizado, 31.000, y en las de 2015 y 2016, con una participación bastante pobre, 26.000 y 24.000 votos respectivamente. Las cifras están expresadas en números redondos.

En esta ocasión hay factores que podrían influir a la hora de hacer más fácil o difícil lograr un escaño, como la mayor oferta de opciones políticas que en teoría debe movilizar al electorado o las novedades electorales que en teoría permiten votar a más gente de fuera y a las personas con discapacidad intelectual.

En cualquier caso esa cifra de 21.000 votos va a ser muy difícil de alcanzar por parte de formaciones que no sean el PP o el PSOE, ya que el resto de opciones tiene realmente difícil hacerse con uno de los escasos tres escaños en liza en el Congreso y menos aún alguno de los del Senado, salvo que mejoren al menos un 25% sus resultados anteriores.

Las maquinarias de los partidos ya están en marcha. En el Partido Popular las primeras quinielas situarían a Fernando Martínez Maíllo como número 1 al Congreso y a José María Barrios y Clara San Damián en el Senado, aunque de momento no dejan de ser quinielas. Ayer Maíllo ya sacudió "estopa" a Sánchez, de quien dijo "se agarró al Falcon y a la Moncloa como un clavo ardiendo". Cree el popular que habría sido mejor el "superdomingo", es decir, hacer coincidir las generales con las elecciones municipales, autonómicas y europeas de mayo, sobre todo por economía. No cree que este "superdomingo" resultara negativo a la hora de crear confusión con los mensajes electorales: "Decir eso es tratar a los ciudadanos como menores de edad, y ya son mayorcitos para saber si votan para el Gobierno de España o de su ayuntamiento".

El secretario general del Partido Socialista, Antidio Fagúndez, cree que después de que la falta de apoyo tumbara "los presupuestos más sociales de la historia, que habrían beneficiado mucho a la provincia de Zamora" no cabían ya demasiadas opciones que convocar elecciones en una fecha, como la del 28 de abril, separada de las municipales, con el fin de evitar que se contaminen los discursos de unos y otros comicios.

Fagúndez indicó que su partido pondrá en marcha el proceso de primarias para elegir a los candidatos a las elecciones generales, lo mismo que se hizo por ejemplo para el Ayuntamiento, con una lista que encabeza él mismo. Que por cierto, continuará como senador, ya que lo es por designación autonómica.

Ciudadanos no tiene todavía designados sus candidatos, indicó su máximo dirigente provincial, José Antonio Requejo, a la espera de las instrucciones del partido a nivel central. Confía, eso sí en que esta vez se cumplan las encuestas y arranquen algún representante en las Cortes regionales, así como una representación mucho mayor en el Ayuntamiento. En cuanto a las elecciones generales van a luchar por lograr el tercer diputado al Congreso por Zamora, algo que considera factible. "Albert Rivera estaba pidiendo elecciones ya. La fecha nos da lo mismo, porque estamos preparados para ganar sea cual sea".

Fernando Martos, líder de Podemos en Zamora, explicó que su formación ha hizo en su día primarias previendo un posible adelanto electoral, por lo que sólo hay que aquilatar los últimos detalles. Considera, no obstante, el adelanto electoral, una "mala noticia" porque se han quedado muchas leyes por aprobar y defiende que no coincidan elecciones generales y municipales, aunque deberían haber sido éstas últimas las primeras el celebrarse, para acabar con las nacionales.