La deficiente delimitación entre los cotos de El Castillo de Alba, de Muga y de Locación explica la absolución de un cazador al que se le acusaba de haber abatido un ciervo, con un trofeo de 14 puntas, en ese último recinto cinegético sin ser socio el 8 de octubre de 2016, a las 6.45 horas. El Ministerio Público exigía para el imputado, de iniciales L.B.M., dos años de retirada de licencia para practicar el deporte, una multa de 1.080 euros y el pago de 6.174 euros, benefico que habría obtenido con la venta del trofeo.

La magistrada del Juzgado de lo Penal explica que le exime del delito contra la fauna porque resulta imposible asegurar que el animal fuera abatido en el coto de Locación, dada "la proximidad" de este y el de El Castillo de Alba, del que sí es socio el acusado y desde donde afirma que disparó al animal. Las dudas para poder condenar se incrementan porque la señalización de los distintas zonas de caza es incorrecta, con límites poco claros, por lo que el ciervo pudo moverse de uno a otro ya herido hasta que le alcanzó el segundo tiro y cayó muerto. La sentencia hace referencia al informe de la Guardia Civil que sostiene que el venado recibe el primer balazo cuando está en el coto de Muga, a unos 156 metros de distancia del lugar en el que el acusado podía cazar, e incide en que "las tablillas que delimitan los cotos estaban mal colocadas y no se adecúan a los límites reales de los cotos. Los planos de la tres áreas de caza tampoco son fiables, prosigue la magistrada, y el imputado enseña un trozo de carne del animal a los agentes en El Castillo de Alba.

La juez termina por considerar que el cazador procesado podía no ser consciente de que disparaba fuera de las fronteras de su coto, por la confusión existente sobre los límites, de saberlo, apunta, lo lógico es que indicara otro lugar dentro de El Castillo para evitar denuncias. Antes tantas dudas, el fallo es favorable al denunciado.