Aunque las cámaras del restaurante para el que trabajaba no permiten ver con claridad la identidad de la persona que se mueve con soltura por el establecimiento para llevarse el dinero de la caja registradora y del bote de los empleados, 1.253 euros en total, la Fiscalía mantuvo ayer la petición de tres años de cárcel para el camarero imputado.

Todos los indicios, indicó, apuntan a que el acusado, de iniciales J.CM.L., y exempleado del negocio fue el ladrón, desde "la forma de moverse", desde el hecho de que sea ambidiestro y maneje perfectamente la mano izquierda, hasta su complexión física y que quien sustrajo el dinero "sabía dónde estaban las cosas y la caja registradora". La acusación pública concluyó que "es difícil pensar que alguien que vaya a robar simule ser zurdo".

La fiscal subrayó que, de los dos varones con las mismas características físicas, solo el procesado encajaba como sospechoso porque era el único de ellos que usaba la mano izquierda, si bien él manifestó en le juicio que era ambidiestro y que el día del robo se encontraba con amigos en un bar situado lejos del establecimiento.

La versión, confirmada por varias de esas personas en la vista oral, no convenció al Ministerio Público que se apoyó en la investigación de la Policía Nacional. Apuntó, asimismo, que el ladrón abrió el restaurante con las llaves del local, que habían desaparecido días antes de la cocina, en la que trabajaba su esposa, y que en el vídeo de la cámara de seguridad se puede observar cómo se depositan en el lugar donde se dejaban para el uso de los empleados. El dueño del local aseguró que sospechó del imputado porque antes de que se produjera el robo le habían comentado que ya había robado en otro trabajo. La defensa negó que estuviera acreditado que su cliente se llevara el dinero y apuntó que el dueño del local tenía una complexión física similar "y pudo fingir el robo, sabía que mi defendido era ambidiestro".