Sonaban a fiesta los cohetes, se escuchaban en las calles las canciones y las picardías, se movían al son de la música las ricas vestimentas tradicionales de las mujeres ataviadas para la ocasión en la fiesta femenina por antonomasia, la de Santa Águeda, una tradición que se mantiene viva, también en la capital, gracias a los numerosos grupos, sean cofradías o asociaciones, que celebran los ritos anualmente.

Ayer era la fecha propiamente dicha de Santa Águeda, la santa italiana de Catania que conservó su virtud a pesar de los intentos del procónsul de Sicilia, Quintianus, por poseerla primero y por degradarla después ingresándola en un lupanar y que tuvo un horroroso final, torturada y con los pechos amputados. Son grupos de águedas, sólo por citar algunos ejemplos, los de Los Bloques (parroquia de San Lorenzo), de San Frontis y San Lázaro, ambos protagonistas de sendas procesiones con imágenes de la santa ayer tarde (unas ataviadas y otras de calle), de San José Obrero (celebran el sábado a mediodía) o las de La Morana. Estos días muchas de ellas seguirán pidiendo "la miaja".