El IPC ha moderado su crecimiento en 2018 hasta cerrar el ejercicio en un incremento del 1,2%, según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística. Lo hace después de un abaratamiento de la cesta de la compra en el mes de diciembre, algo que llama la atención teniendo en cuenta que en las últimas semanas del año se registran subidas de precios de bastantes productos con motivo de las fiestas navideñas.

Por partes, la electricidad y el combustible marcan las principales subidas de precio en 2018, pero han cerrado el año con unos porcentajes del tres por ciento, datos más discretos que los que se intuían hace meses. Alimentación ha repuntado un 1,6%, vestido y calzado un 0,8 y sanidad ha evolucionado en el mismo sentido. Son pocos los artículos que bajan. De hecho, solo son ahora más baratos que hace doce meses los muebles y artículos del hogar, que se han depreciado en tres décimas. Su peso relativo es bajo dentro del cálculo del IPC, por lo que este dato no influye demasiado a la hora de calcular el total.

Por su parte, el Índice de Precios al Consumo se elevó un 1,2% en diciembre en Castilla y León con respecto al mismo mes del año pasado, el mismo dato que el registrado a nivel nacional, mientras que en comparación con noviembre se redujo en seis décimas.

En variación interanual, los precios en Castilla y León cayeron en casi todos los apartados, con las excepciones de vestido y calzado; vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles; muebles y artículos del hogar; comunicaciones; ocio y cultura; restaurantes y hoteles, y otros bienes y servicios. En la comparación con el mes de noviembre, los precios subieron cuatro décimas en alimentos y bebidas no alcohólicas.