La ola de frío polar ha dejado en jaque a la ciudad de Zamora, que se ha acostumbrado a amanecer con un manto blanco durante toda la semana fruto de las intensas heladas. Esa era la estampa que durante la jornada de ayer presentaban diferentes puntos de la ciudad, los más sombríos. Coches enteramente cubiertos, calles peligrosamente deslizantes y sal, mucha sal, para evitar unas caídas que finalmente sí que llegaron a producirse. Las condiciones, lejos de mejorar, está previsto que empeoren durante este viernes. De hecho, la Agencia Estatal de Meteorología ha declarado la alerta amarilla para el conjunto de la provincia, donde se registrarán temperaturas por debajo de seis grados en la meseta hasta las once del mediodía y de hasta nueve bajo cero en la comarca de Sanabria.

Los equipos de emergencia del Ayuntamiento de Zamora se han empleado a fondo para proteger a los ciudadanos de las temibles caídas por las condiciones meteorológicas. De hecho, a primera hora de la mañana de ayer y ante la formación de placas de hielo en determinadas zonas de la capital, estos servicios especiales esparcieron hasta 2.500 kilos de sal. Un material que, unido al sol que salió a media mañana tras levantar la niebla, contribuyó a mejorar la peligrosa situación que los zamoranos se encontraron al amanecer.

Pese al reparto de sal por diferentes puntos de la capital, algunos ciudadanos no pudieron evitar tener algún que otro susto por la aparición de placas de hielo en las calles y los servicios de emergencia llegaron a atender a una persona que había resbalado de manera fortuita en el aparcamiento del Hospital.