El efecto "palanca" del Museo del Guggenheim de Bilbao para la ciudad es uno de los casos más claros de transformación de una urbe en la última década, a través de una infraestructura cultural. Aunque Burgos ya figuraba en el mapa turístico a través de la Catedral -patrimonio de la humanidad-, la ciudad experimentó "un antes y un después" desde que "se dieron a conocer los yacimientos de Atapuerca". Cuando se impulsó el Museo de la Evolución, "los directores podríamos haber adoptado el concepto tradicional de museo como centro para custodiar los fósiles de Atapuerca, pero era un fin demasiado modesto", explicó el responsable. Fue así como se impulsó una programación cultural, vertebrada sobre las tres salas de exposiciones culturales y una serie de actividades que "nos encargamos de que conozcan todos los burgaleses".

Por otro lado y en consonancia con el Guggenheim, Sarmiento llegó a aseverar que el MEH ha cambiado el concepto de la ciudad, cuyos valores ahora son los de "los orígenes del hombre", un aspecto universal que casa con la modernidad y la globalidad, apoyado en los descubrimientos mundiales de la Trinchera del Ferrocarril. El director gerente también se refirió al alto número de visitantes de los dos espacios que completan el Sistema Atapuerca, tanto la propia trinchera, como el aula experimental de arqueología.