Pintar las paredes de la casa, limpiar las ventanas por fuera o sacar al perro son algunas de las peticiones que han acabado con la paciencia de las profesionales. Las situaciones incómodas sufridas por las trabajadoras del servicio municipal de ayuda a domicilio han llevado al Ayuntamiento de Zamora ha editar un manual de derechos y deberes para los usuarios de esta prestación. Un documento en el que se recogen cuáles son las obligaciones tanto de las empleadas como de los beneficiarios y qué servicios no están incluidos cuando se concede la ayuda. La Concejalía de Servicios Sociales ha editado un millar de folletos que se repartirán entre los actuales usuarios y que también estarán en los CEAS para su reparto de cara a posibles beneficiarios en un futuro

El manual básico de funcionamiento del servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Zamora pone negro sobre blanco qué tareas deben hacer las trabajadoras y cuáles no. Un documento "necesario", a juicio del colectivo, dadas las surrealistas peticiones a las que han tenido que hacer frente. Las empleadas insisten con voz firme en que la ayuda a domicilio se concede a título individual. "Por eso no podemos hacerle la cama al hijo de un beneficiario o plancharle la ropa; esa no es nuestra función", señala Emilia Pérez, una de las portavoces del comité de empresa de la Unión General de los Trabajadores en el colectivo.

Entre las tareas que no deben encomendarse a las trabajadoras, por no ser su cometido, se encuentran asuntos tan dispares como lavar la ropa a mano, mover muebles pesados, pintar las paredes de la casa, fregar el suelo de rodillas, subirse a sillas o limpiar las ventanas por fuera, poniendo así en peligro su integridad física. "Son cuestiones que a veces se nos piden y que algunas compañeras pueden llegar a considerar como un abuso", señala Emilia Pérez.

Igualmente, las trabajadoras especifican que los cuidados sanitarios tampoco son de su competencia. Asuntos como la realización de ejercicios específicos de rehabilitación o mantenimiento; colocar o retirar sondas; poner inyecciones o cualquier otro de similar naturaleza; curar escaras; o cortar las uñas de los pies o asear heridas si se trata de un usuario diabético.

El problema principal del servicio de ayuda a domicilio, aseguran las profesionales, es que se trata "de un servicio muy peculiar porque la trabajadora entra en el ámbito privado de una persona o familia". Y de ahí vienen las confusiones. "Insistimos mucho en que la ayuda se concede a una persona con nombre y apellidos. Aunque en la casa vivan más personas, no es obligación de la trabajadora atender a todas ellas, sino a quien tiene concedida la ayuda", señala Emilia Pérez. "No hacemos las camas de los hijos, ni les hacemos la comida, ni les planchamos su ropa, porque no nos han contratado para eso", ahonda la representante del comité de empresa.

El servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Zamora atiende, en la actualidad, a 549 personas y no existe lista de espera. "Es decir, que cubrimos el total de la demanda e incluso procuramos ir siempre un poco por delante", indica la concejala de Servicios Sociales, Inmaculada Lucas. El actual equipo de Gobierno, de hecho, ha incrementado el presupuesto para este servicio del millón de euros existente al inicio del mandato hasta los 1,8 millones que se están invirtiendo en la actualidad. "Tenemos claro que para nosotros los Servicios Sociales son una prioridad y más aún si cabe este servicio de ayuda a domicilio, que en Zamora es tan importante dadas las características de nuestra población", comenta la edil de Izquierda Unida.

En el horizonte, el nuevo contrato de este servicio -que actualmente está prorrogado por un año- deberá hacer frente a peticiones por parte de las empleadas como la de incluir el desplazamiento en tiempo efectivo de trabajo.