A caballo entre Granja de Moreruela, de donde es originaria su madre, y Villaveza del Agua, pueblo en el que reside y que vio nacer a su padre, Esteban Donado Carro decidió tras el verano hacer el petate y trasladarse a la otra parte del mundo para mejorar su inglés y de paso, su formación como jinete.

Tras 30 horas de viaje, este joven de 23 años, ingeniero forestal y del Medio Natural, puso tierra firme en un centro ecuestre de Australia, especializado en doma clásica y salto. "Mi situación aquí es distinta al trabajo tradicional de otros viajeros. Hago una especie de voluntariado. De esta manera, trabajo menos horas que en una jornada laboral normal y tengo tiempo libre para viajar", explica este joven ingeniero, formado en la Universidad de Valladolid, concretamente en el campus La Yutera de Palencia.

Mientras espera el regreso a Zamora para preparar nuevos proyectos empresariales junto a otro compañero de la Universidad, Donado Carro aprovecha su estancia en Australia para descubrir un país enorme, que "me ha acogido con los brazos abiertos". "La gente es muy educada y hospitalaria", recalca.

Confiesa que nada más aterrizar en Sidney, ya visualizó la idea que los españoles tenemos de la urbe más cosmopolita de Australia, "una ciudad moderna, organizada y muy cara", pero en la que "es muy difícil entrar si no te conceden el visado".

Cuenta que existen marcadas diferencias entre España y sus antípodas, y no solo en el ámbito laboral. "Hay un abismo entre nuestras costumbres", señala. Solo un ejemplo: "Las fiestas acaban como muy tarde a las tres de la mañana y lo normal es hacer una barbacoa para relacionarse. Nosotros hicimos una fiesta en el centro ecuestre y cuando acabamos, todos ayudaron a recoger. !Vamos, igual que en España!", contesta con cierta ironía el granjeño. En el trabajo, las diferencias son obvias: "La jornada es más pautada y el horario de trabajo suele ser de seis de la mañana a tres de la tarde".

Al contrario que en España, Esteban Donado no ha tenido que preocuparse de buscar vivienda para su estancia limitada en Australia. "Vivo solo", cuenta, "en una casa que me han facilitado los jefes del centro ecuestre". Y aunque en su trabajo no hay más españoles, en Sidney se relaciona con gente de la tierra y también con latinos. "Cuándo estás lejos de casa, cualquier persona que hable tu lengua es un aliado", asegura.

Durante este último mes, se ha dedicado a viajar por todo el país. "Australia es un país increíble", confiesa. "He podido degustar carnes como la de canguro o cocodrilo; viajar del desierto en Uluru al trópico en Cairns y desde las islas del mar del coral a las montañas más salvajes en Blue Montaisn...animo a toda la gente a que lo haga porque es algo increíble". Por eso, no tiene dudas en lanzar un mensaje a todos los jóvenes españoles: "Viaja Más". Está convencido de que "invertir en viajar es invertir en vivir" y destierra la excusa de que es mejor no viajar solo. "Hay miles de personas por conocer", añade.

Con apenas 23 años, Esteban Donado Carro confiesa que ha descubierto que "el mundo no es tan grande como parece" y que el obstáculo está " en la mente de cada uno". Para este joven que un día decidió poner rumbo al sexto país más grande del mundo, con una superficie de 7. 741. 220 kilómetros cuadrados y poco más de 21 millones de habitantes, "nada da más felicidad" que conocer otras culturas, otras lenguas y "dejarse sorprender". Para ello, ha recorrido 18.000 kilómetros, los que separan Granja de Moreruela de Sidney.