Las cifras se mantienen y la principal razón por la que Cáritas Zamora sigue atendiendo a un número de usuarios que ronda, como en campañas anteriores, las 11.000 personas -a expensas de los datos definitivos del año 2018- está en el "lastre" de que no exista un empleo estable que ayude a los usuarios a salir del pozo de la marginación. Antonio Jesús Martín de Lera, delegado diocesano de Cáritas Zamora, explica que ese anquilosamiento de trabajos precarios, "junto a la bajada de autónomos en la provincia, que son los que aportan nuevas ideas de desarrollo", son los culpables de que el número de usuarios se mantenga en los últimos años. "Todo ello no permite poder salir de esa situación ni acceder definitivamente a una vida digna", argumenta.

Para Martín de Lera "todavía no se han corregido los problemas de fondo", que él mismo enumera en envejecimiento de la sociedad, despoblación y soledad en las zonas rurales y falta de empleo e iniciativas "para salir de la situación de exclusión"

Otro de los problemas que preocupa especialmente al delegado diocesano en Zamora es el aumento de los jóvenes usuarios del programa Fénix, puesto en marcha hace algunos años en colaboración con la Junta de Castilla y León y cuyo objetivo es ayudar a adolescentes de entre 12 y 19 años que empiezan a consumir drogas. "El proyecto empezó con cuatro o cinco usuarios, pero en los últimos años ha ido aumentando hasta alcanzar los 70 adolescentes del 2018", lamenta Martín de Lera.

Bajo su punto de vista, la razón de esta subida radica en "la bajada de la guardia en el tema del consumo de drogas a nivel social, además de que las propias familias muchas veces no son conscientes de dónde están sus hijos y con quién, sin olvidar que el acceso a las redes a veces es negativo". En este sentido, apunta que cuando los padres acuden a las sesiones de terapia con sus hijos menores para ver a la psicóloga y la trabajadora social, reconocen que no eran "conscientes" de dónde estaba metido su propio hijo.

"Todo esto hace que se vea que nos encontramos en una sociedad donde hay una pérdida de valores y referencias, donde se dejan ciertas cosas a las que no se les da importancia, pero que al final acarrean problemas mayores, desde el ámbito familiar y social. Y, por último, ante la frustración y no encontrar sentido a las cosas, terminan en el consumo de estupefacientes para evadirse", añade.

Por último, todo el ingente trabajo que realizan en los diferentes proyectos que lleva a cabo Cáritas con infancia, tercera edad, pobres o presos no sería posible si junto a los 313 trabajadores fijos no se dispusiera del grupo de voluntarios que entregan su tiempo en alguno de los programas desarrollados. La cifra ronda las 790 personas, una cantidad estable, aunque algo inferior a años anteriores por dos principales razones: por un lado, las personas mayores que ya no pueden desarrollar esta ayuda y, por otro, aquellos jóvenes voluntarios que han tenido que salir de Zamora para buscar una oportunidad de futuro que no encuentran en su tierra.