Cuando un cliente empieza a informarse de lo que cuesta una hipoteca, lo primero que se suele hacer es la "cuenta de la vieja". "Si pido 100.000 euros y el interés es del 2,5%, acabaré pagando tanto". Sin embargo, un vistazo a todo lo que conlleva la firma de un préstamo hipotecario acaba por desvelar que detrás del crédito se esconde mucha letra pequeña que encarece de una forma acusada las cuotas y que incrementa la cantidad que el cliente debe devolver a la entidad financiera. Todas estas comisiones, evidentemente, no aparecen en los carteles de varios metros de largo con los que las entidades financieras decoran los ventanales de sus oficinas. El diferencial actúa como reclamo, pero el banco establece vinculaciones y comisiones que se traducen en un margen de ganancia importante.

Por partes, las más fáciles de advertir son las comisiones de apertura de la hipoteca y la de cancelación del préstamo antes del periodo acordado. Son las primeras que salen a la luz y son fáciles de negociar con la entidad financiera. Son también fáciles de cuantificar y dependen del momento en el que se quiera poner fin a la hipoteca, por ejemplo.

Sin embargo, hay otras vinculaciones mucho más complicadas de definir. Habituales en casi todas las entidades financieras son los seguros de vida y de hogar. Los prestatarios deben firmar un seguro de vida „los bancos siempre "recomiendan" su propia aseguradora„ que establezca que el beneficiario es la propia entidad para que, en caso de fallecimiento del dueño de la vivienda, la entidad no se quede sin recuperar el dinero que prestó. También se suele poner sobre la mesa la necesidad de un seguro de hogar, con el mismo fin pero que cubre, por ejemplo, el incendio de la vivienda hipotecada. Vincular la nómina, planes de pensiones, varias tarjetas de crédito... son también vinculaciones habituales ligadas a la contratación de una hipoteca, préstamo que representa la mayor inversión de la vida de muchas personas.

Hasta hace unos años las entidades podían obligar a la contratación de estos productos e incluso podían mezclar el precio con el coste total de la hipoteca, de manera que el cliente nunca llegaba a saber a ciencia cierta que parte de su dinero iba a parar a intereses, que parte a amortización y que parte a hacer frente a los costes asociados al préstamo. Ahora es obligado que las entidades financieras desgranen estos costes y los clientes tienen la opción de contratarlos fuera.

El negocio de las hipotecas, aunque no alcanza las cifras que registró en los años de expansión económica, es importante en Zamora. Las entidades financieras y los clientes firman una media de más de mil hipotecas al año en la provincia destinadas a la compra de todo tipo de activos inmobiliarios, no solo viviendas. El año pasado las entidades financieras prestaron un total de 21.75 millones de euros destinados a activos inmobiliarios. Teniendo en cuenta el impuesto de Actos Jurídicos Documentados, cabe subrayar que la Junta de Castilla y León ingresó unos 326.000 en este concepto.