Natural de Morales del Rey, Adrián Posado estudió Biología en León, donde también realizó un máster en Biomedicina. Un brillante currículum que le abrió las puertas... a Europa. Durante un año estuvo echando currículums por medio continente y haciendo entrevistas en Bélgica, Alemania, Italia o República Checa mientras trabajaba como instructor de tenis y monitor de tiempo libre. Cuando menos lo esperaba, le concedieron una beca Marie Sklodowska Curie Actions. Durante tres años, ha estado realizando un proyecto en una pyme de Lisboa al tiempo que realizaba su doctorado. Ahora, acaba de presentar su tesis, centrada en el desarrollo y caracterización de anticuerpos monoclonales con fines de diagnóstico y terapia del alzhéimer, una enfermedad que se ha cobrado la vida de varios de sus familiares como su abuela Luzdivina, a quien dedica el trabajo.

-¿En qué ha consistido su trabajo en Lisboa? ¿Cuáles han sido los principales resultados?

-Una de las terapias más prometedoras ahora mismo para tratar el alzhéimer es la inmunoterapia, especialmente la pasiva. Consiste en utilizar anticuerpos, moléculas que forman parte de nuestro sistema inmunitario, en nuestro favor. Producirlos y seleccionarlos para que reconozcan específicamente la proteína que nosotros queremos. Como sabíamos que algunas de las proteínas que se acumulan en el cerebro son Beta Amiloide, Tau y diferentes modificaciones de ellas, podemos crear anticuerpos que reconozcan esas proteínas y luego utilizarlos inyectándolos en personas. Durante estos años, nosotros seguimos varios métodos probando con ratones. En el primero de ellos, inyectamos el anticuerpo solo y después, para comprobar si había alguna mejora, analizamos diferentes biomarcadores en sangre y en cerebro asociados al alzhéimer como los de estrés neuronal, los sinápticos o los niveles de esas proteínas en las que nosotros estábamos haciendo diana.

-¿Y en el segundo?

-En el segundo utilizamos los anticuerpos con los liposomas, diseñados para aumentar el efecto de esa terapia a raíz de una hipótesis que planteaba lo siguiente: reducir los niveles de Beta Amiloide en sangre, en tejidos periféricos, para que esas proteínas que están en el cerebro salieran. Como si fuera una "ósmosis". De esta forma, reduciendo los niveles de esas proteínas en el cerebro, conseguimos una mejora en los biomarcadores neuronales ligados al denominado "sink effect".

-¿Qué repercusión ha tenido su trabajo?

-A principios de 2017 salió publicado un artículo. Fue el primer estudio en vivo utilizando esta técnica de liposomas en obtener resultados positivos en una inmunoterapia orientada hacia el alzhéimer.

-Casi nada...

-Evidentemente, todas las técnicas y más en una enfermedad tan compleja como esta, tiene sus limitaciones, pero los resultados fueron muy prometedores. Además, cuando finalizó este estudio, aún no había pruebas sólidas de que este efecto "sink" existiera, pero hace poco salieron los resultados de una empresa catalana que tiene un método totalmente diferente al nuestro (una diálisis), pero el efecto es el mismo. Fue la confirmación que muchos buscábamos de que este efecto de salida con reducción periférica existe y es significativo. A raíz de ahí, los amigos me suelen preguntar cuándo habrá una cura.

-¿Y cuándo la habrá?

-No hay una respuesta. Aún no conocemos el 100% del problema, pero probablemente no haya una solución, sino haya muchas. Y aquí es donde entrarán en juego las terapias personalizadas. A lo largo de la historia, ha habido diferentes fases en el tratamiento de las enfermedades. La siguiente fase pasa por la terapia génica.

-¿Qué quiere decir eso?

-Estamos hablando de medicina personalizada para estas enfermedades tan complejas en las que tampoco hay un origen sino muchos y en cada persona es diferente. Para los pacientes es frustrante pero pensando egoístamente desde el punto de vista del investigador, es apasionante.

-¿Cuáles pueden ser esos orígenes?

-Recientemente ha sido publicado un Estudio de asociación de genoma completo (GWAS), en el que los investigadores apuntan a otras hipótesis como la presencia de virus en el sistema nervioso central, especialmente herpesvirus. En un gran número de pacientes de alzheimer, se ha encontrado presencia de DNA y RNA de virus. Han encontrado varias correlaciones en la expresión de diferentes genes influenciados por la presencia de virus, o sea que quizá la enfermedad o parte de los casos se deban a un virus.

-O sea que el abanico de causas es muy amplio.

-Lo más probable es que no haya una causa única, decimos alzhéimer pero es todo un espectro de patologías que se juntan en cierto punto que es la acumulación de Beta Amiloide y/o Tau y un deterioro cognitivo. Por un lado, seguimos conociendo genes que son factores de riesgo muy altos, pero por otro lado pueden ser factores no genéticos como virus, traumatismos, diabetes, obesidad, complicaciones cardiovasculares? cualquier estrés al que sometas el cuerpo afecta al metabolismo y obviamente al cerebro, el ordenador central del cuerpo. Y cuando se ve afectado, es mucho más importante porque los efectos son mucho peores. Estas proteínas como la Beta Amiloide son muy inestables y tienen una tendencia a agregar brutal. En el momento en el que salen de un equilibro, producen una reacción en cadena que provoca acumulación y efectos muy graves en la supervivencia neuronal.

-¿Y es sencillo su diagnóstico?

-El único diagnóstico fiable de la definición que hay ahora de alzhéimer es "post mortem", cuando la persona ya ha muerto y se le hace la autopsia. Previamente hay varias pruebas: test mentales, cognitivos, algunos biomarcadores en sangre? pero no son fiables porque hay mucha gente que tiene unos niveles de Beta Amiloide brutales en sangre y en el cerebro observados en los TAC y en los PET pero luego esas personas no tienen los síntomas cognitivos de la enfermedad. Seguramente haya muchos casos que se diagnostican mal y que en realidad padezcan otras demencias como la frontotemporal o la asociada a los cuerpos de Lewy. Del mismo modo, seguramente también haya otras personas que se mueran sin saber que tenían alzhéimer.

-¿Por qué las pruebas en vida no son del todo fiables?

-Con una prueba "post mortem" se puede hacer un análisis visual de la morfología del cerebro. Y en vida solo se puede hacer parcialmente con distintas técnicas que tienen ciertas limitaciones que se están intentando mejorar. De hecho, en otro de los proyectos europeos en los que participé, parte de sus objetivos era mejorar ese tipo de técnicas con anticuerpos haciendo diana en esas acumulaciones en el cerebro y crear diagnósticos más fiables y tempranos.

-Desarrollar su proyecto y el doctorado en una empresa no es habitual. ¿Cómo fue la experiencia?

-Tiene nubes y claros. Es algo nuevo, no hay referencias previas. Entonces, por un lado, hay cosas que son muy enriquecedoras, como aprender a trabajar en un ambiente de menos ciencia básica y más aplicada.

-Pero por otro lado...

-Por otro lado, también te ves muy restringido. Las empresas tienen sus objetivos y sus servicios funcionando ya y no tener un ambiente de investigación a tu alrededor también dificulta mucho las cosas cuando, por ejemplo, aparecen problemas en un protocolo. Pero bueno, fue bueno enfrentarme a esas dificultades porque me dieron experiencia en gestión de proyectos, desde pensar la idea hasta comprar las cosas que necesito, montar el laboratorio, desarrollarlo y analizarlo. Fue mucho más lento que si lo hubiera hecho alrededor de 17 "postdocs" pero también fue enriquecedor. La mayor parte del tiempo o más de investigar consiste en leer estudios ya publicados y diseñar los experimentos. A veces salen las cosas, a veces no, pero con esos resultados vas dando bocaditos a esa oscuridad que hay a tu alrededor.

-¿Es un modelo exportable?

-Sí, de hecho en Estados Unidos hay un vínculo muy estrecho entre la Universidad y las empresas. En Europa se está tratando de impulsar este modelo con incubadoras dentro de los campus y proyectos conjuntos formando a personal investigador aunque el título sea expedido por una Universidad.

-Ahora que ha defendido la tesis, ¿cuáles son sus planes?

-En la empresa he desarrollado el bloque principal de la tesis y aunque he hecho muchas colaboraciones con grupos de Múnich, Madrid, Santiago de Compostela o Lisboa, mi objetivo al final siempre estaba limitado por los objetivos de la empresa. Por eso, mi intención inicial es hacer un postdoctorado en un ambiente un poco más académico.

-¿Qué hay que hacer para traer de vuelta a todos los jóvenes formados que, como usted, están fuera de España?

-Hacernos retornar a todos es difícil, somos muchos, pero lo básico es aumentar en inversión en I+D. Si un país quiere tener un papel relevante a medio largo plazo, debe invertir en investigación y desarrollo. Los salarios de las becas post doctorado del CSIC y de las universidades llevan congeladas desde 2012. Y en 2008 hicieron una reducción bastante importante. Eso significa que un "postdoc" en una Universidad española cobra menos de 1.400 euros. un sueldo ridículo. Son muchos años de formación, no puedes desprestigiar así a un sector tan importante y más en campos relacionados directamente con la salud. En Portugal, las becas son prácticamente iguales que en España cuando el nivel de vida es significativamente más bajo. Hay que luchar por un aumento en I+D, contra la endogamia en las universidades, por la competitividad en los centros de investigación y la simplificación de los trámites. Pedir un proyecto en financiado directamente por la Comunidad Europea es diez veces más fácil que en solicitar proyectos en España o Portugal, que es la referencia más cercana que tengo. Hay que mejorar los asuntos de gestión, inversión y control.