Montoya, primer sospechoso. Un equipo de la Guardia Civil ve a Montoya salir de casa con una canasta y una manta y le identifica. Su ficha policial "y algún detalle más" le convierten en un sospechoso "mayúsculo" pero, de momento, lo agentes le dejan ir. "No hay indicios objetivos para detenerlo", explican desde la Guardia Civil. De todos modos, los agentes someten al asesino confeso a un "exhaustivo seguimiento" con los mejores agentes especializados llegados desde Madrid.

El comportamiento del asesino. Montoya quiere entrar en su casa, pero se da cuenta de que está muy vigilada. Se pega a las paredes de las viviendas del pueblo para no ser visto, pero desiste y da vueltas por la zona con su coche. Los investigadores, no obstante, no entran en la casa porque estaban convencidos de que "si Montoya tuviera retenida a la víctima, no sería allí". El objetivo último era no poner en riesgo la vida de la joven.

Continúa la búsqueda. Prosiguen las batidas de búsqueda y se amplía el radio. La juez ya ha autorizado la geolocalización del móvil de Laura, "que lo ubica en una zona cercana a donde fue hallado su cadáver, pero al no estar en llano no es certero al cien por cien", dicen los investigadores.

Montoya sigue libre. Dos días después del secuestro y del asesinato de Luelmo, Montoya acude al centro de salud de Cortegana porque se quejaba de un golpe en las costillas, el mismo que supuestamente le dio Luelmo para defenderse cuando aún estaba en la vivienda del asesino confeso. El domingo por la tarde, en el surtidor de Palos de la Frontera, queda reflejado que echó gasolina.

Aparece el cadáver. El lunes 17 de diciembre se descubre el cadáver de Laura Luelmo. Está sobre unas jaras, difícil de ver, semidesnudo. El pantalón de la joven aparece muy cerca y hay indicios biológicos, como se comprobó después, que pueden estar relacionados con la agresión sexual, además de golpes.

Detenido. Montoya sale de la casa familiar en Cortegana, el día 17, con su vehículo ya balizado. Va a Huelva, se detiene en el hospital Juan Ramón Jiménez porque quiere entrar al baño, pero desiste por la presencia policial. En Valverde del Camino, antes de llegar a El Campillo, se desvía por un camino sin asfaltar, donde para el coche y se adentra en el campo. El cadáver ya ha sido localizado. Es detenido. En cuanto a uno de los cabos sueltos, el paradero del teléfono móvil, la investigación trabaja con la hipótesis de que el asesino confeso lo llevó a El Campillo y allí lo destruyó.

"Asesino desorganizado". No está aún cerrada la investigación ni finalizada la autopsia, pero la Guardia Civil ve en este caso la acción de un asesino "desorganizado" y con "un alto grado de impulsividad", que "no piensa lo que va a hacer ni los rastros que puede dejar. "Cuando le detenemos él nos cuenta una película donde se inventa muchas cosas, pero de alguna manera se autoinculpa, reconoce que ha estado con Laura, aunque no es creíble la forma en la que dice que ha tomado contacto con ella. En el momento de la detención los agentes entran en la casa de Montoya donde encuentran restos biológicos que prueban que la profesora zamorana fue golpeada ahí.