La Guardia Civil continúa rastreando aquellos lugares en los que pudo estar Bernardo Montoya en busca del teléfono de joven zamorana asesinada en El Campillo (Huelva), Laura Luelmo Hernández, y del responsable de su muerte, Bernardo Montoya, para tratar de reconstruir dónde condujo el asesino a la zamorana desde que desaparece hasta que se localiza el cadáver.

El teléfono de la joven profesora tuvo su última conexión a las 20.00 horas a 9 kilómetros al norte de El Campillo, cuatro horas después de que hablara con su novio, a quién le había transmitido su inquietud por el vecino corpulento y de mirada penetrante y desafiante, que la observaba desde su casa. Sorprende que el cuerpo de la joven apareciera en sentido opuesto, al noroeste de la localidad onubense, a 4 kilómetros. ¿Por qué se conecta el teléfono al norte de El Campillo? ¿Laura seguía viva entonces? ¿Bernardo Montoya la llevó hasta la zona próxima al embalse de Campofrío donde se la buscó o alguna de las grutas de las minas de Río Tinto próximas? Las incógnitas solo podrán desvelarlas el análisis del teléfono de la joven.

Los rastreos en las inmediaciones del municipio, del lugar en el que se encontró a Laura y de contenedores situados en los recorridos que efectuó Montoya con su vehículo tras la desaparición de la joven no han dado resultado.

La Guardia Civil sí que ha conseguido dar con una bolsa de plástico, en la que el asesino habría guardado las llaves del coche de la víctima, el monedero con el que salió a pasear, como le dijo a su novio la tarde de su desaparición y las llaves de la casita que había alquilado la primera semana de diciembre a una compañera del Instituto Vázquez Díaz de Nerva.