Los investigadores han encontrado restos de sangre en la casa de Bernardo Montoya en El Campillo (Huelva) que podrían corresponder a su víctima, la joven profesora zamorana Laura Luelmo cuyo cadáver fue hallado el lunes, según han indicado a Efe fuentes cercanas a la investigación.

Unos restos biológicos que el agresor, detenido por la Guardia Civil, no pudo hacer desaparecer a pesar de haber fregado la vivienda para borrar cualquier pista.

El hallazgo de restos de sangre demostraría que Montoya, un hombre de 50 años que en octubre salió de la cárcel, llevó a su casa a la víctima, en contra de la versión que, al parecer, ofreció el presunto asesino a los agentes de la Guardia Civil.

DATOS DE LA AUTOPSIA Y VERSIÓN DEL DETENIDO

Bernardo Montoya, el asesino confeso de Laura Luelmo Hernández, la agredió sexualmente, según la autopsia, antes de propinarle un fuerte golpe en la cabeza que le causaría la muerte dos o tres días después de que la maniatara y metiera en el maletero de su Alfa Romeo con intención de violarla, según declaró ante la Guardia Civil.

Los expertos de la UCO lograron, tras un exhaustivo interrogatorio, en el que Montoya llegó a contradecirse, desmontar la versión en la que afirmaba que no pudo consumar el acto sexual. En las diferentes versiones que ofreció sobre lo ocurrido trató de evitar que se le acusara de asesinato y de la agresión sexual, fue acomodando el relato con ese objetivo, según ha trascendido. Sin embargo, los registros de la vivienda de Montoya en El Campillo -localidad en la que la joven se había instalado dos días antes de desaparecer el 12 de diciembre- y del vehículo permitieron recoger restos biológicos, como sangre en una manta, que sirvieron para acorralar al detenido como único sospechoso del crimen y de la agresión sexual sufrida por la joven zamorana.

La localización del teléfono móvil de Laura continúa siendo fundamental para determinar si la retuvo, dónde y durante cuánto tiempo antes de abandonarla, ya que la última conexión del teléfono de la joven, que fue a las 20.00 horas del día 12, se localiza a nueve kilómetros al norte de El Campillo. La zona está situada en el lado opuesto de donde el voluntario de Cruz Roja localiza la ropa interior y los pantalones de la joven y observa unos pies. Estos hallazgos se encontraban situados a cuatro kilómetros al noroeste de la localidad onubense, en un terraplén lleno de jaras, junto a la carretera Nacional 435.

Montoya, asistido por su abogado, mantuvo en las primeras horas que había forcejeado con Laura cuando la abordó por sorpresa en un callejón sin salida del pueblo al que la había remitido cuando la joven zamorana le preguntó por un supermercado. En cuanto la joven se dirigió hacia el lugar, el asesino cogió su coche para encaminarse en esa dirección y cerrar el paso a Laura que, sorprendida, le preguntó qué hacía allí, siempre según la versión del acusado que se ha difundido por televisión.

En ese momento sitúa Montoya el forcejeo en el que golpearía a la joven contra el capó y la dejaría inconsciente. De inmediato, le habría atado las manos a la espalda con una cuerda que manifestó que tenía en el coche, la habría metido en el maletero y la habría abandonado El Campillo con la intención de violarla a las afueras, declaró a preguntas de los guardias civiles de la UCO.

El asesino -que fue increpado por los vecinos del pueblo cuando acudió ayer con la Guardia Civil a reconstruir los hechos- relató que se detuvo junto al terraplén donde se encontró el cadáver, por el que lo arrojó. El cuerpo apareció boca abajo y medio desnudo. La ropa interior y el pantalón estaban a escasos metros.Con la aparición de restos de sangre en el hogar de Montoya, esta declaración del detenido se tambalea.