El Monasterio de Nuestra Señora de Prado, sede de la Consejería de Cultura y Turismo en Valladolid, acoge hasta el 28 de febrero la exposición "Los Mejores de los Nuestros. Luz y Paciencia en los Premios Castilla y León de las Artes", compuesta por 46 piezas de 18 artistas de la comunidad que han obtenido desde 1984 el reconocimiento de los castellanos y leoneses por su relevante trabajo en el mundo de las artes plásticas.

El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, inauguró ayer la exposición que busca homenajear a los Premios de las Artes en el campo de la pintura, la escultura y la fotografía, a la vez que se explora el vínculo común que une su obra con la comunidad. Además, supone la culminación del denominado "Año Canejiano", dedicado al pintor palentino Juan Manuel Díaz-Caneja, con motivo del trigésimo aniversario de su fallecimiento, que coincide, a su vez, con el 60 cumpleaños de la concesión del primer Premio Nacional de Pintura. La Junta cuenta con obras de la mayor parte de estos artistas, que se integran en la Colección de Arte Contemporáneo de Castilla y León, constituyendo esta muestra su exhibición conjunta por primera vez. La Colección de Arte Contemporáneo de Castilla y León, de gran riqueza y variedad, está integrada por más de 800 obras catalogadas. Asimismo, en la exposición se exhiben obras significativas prestadas por otras instituciones y particulares, con el objeto de dar una visión de conjunto de los artistas galardonados.

La exposición está compuesta por 46 obras de los artistas reconocidos con el Premio Castilla y León de las Artes como Juan Manuel Díaz-Caneja (Premio de las Artes en 1984), gran amante del paisaje castellano y leonés, omnipresente en su obra y cargado de simbolismo, que interpretó de múltiples formas con su característica paleta, desde el cubismo a la geometría y hacia un carácter casi impresionista; Baltasar Lobo (1985), uno de los grandes artistas de la vanguardia europea, que transitó por el cubismo, el surrealismo y la abstracción, sin dejar de marcar su propia senda a través del volumen y las formas sinuosas y dinámicas; José Vela Zanetti (1987), un artista de pintura inconfundible, de trazos fuertes y coloristas, que realizó el mural sobre la Paz para la ONU; Luis Sáez Díez (1990), que experimentó con todos los estilos y técnicas hasta afianzarse en un realismo muy personal, con sus espacios oníricos, de gran potencia expresiva; José Núñez Larraz (1991), auténtico maestro de generaciones de fotógrafos, considerado por algunos como el "fotógrafo de Castilla"; y José Sánchez Carralero (1995), cuya obra destaca por su fuerza expresiva aplicada a una tradición en continua evolución.

También figuran Esteban Vicente (1997), que conjugó el cubismo y el expresionismo abstracto, uniendo sensibilidad, luminosidad y matices cromáticos y fue uno de nuestros artistas más internacionales; Modesto Ciruelos (1998), pionero del arte abstracto en España, que también tuvo una importante trayectoria internacional, y Cristóbal Gabarrón (2000), que ha pasado del informalismo a la abstracción, con un especial interés en la multiculturalidad y una obra vinculada al deporte y al olimpismo.

Además, hay obras de Venancio Blanco (2001), quien, partiendo de la tradición y de la cultura popular, supo renovar la escultura contemporánea e incorporar su personal expresión plástica a través del bronce, principalmente; José María García Fernández "Castilviejo" (2002), gran amante de nuestras raíces y de sus gentes, que acometió una amplia creación de gran diversidad técnica; Ana Jiménez López (2003), que llenó de belleza nuestras ciudades con sus esculturas, resultado de su investigación orgánica y existencial; José María Mezquita (2006), con su pintura realista y figurativa y sus obras en constante evolución, que parten de motivos encontrados en su Zamora natal y en el paisaje castellano y leonés; José María González Cuasante (2007), investigador formal de enorme sensibilidad, cuya obra se centra en imágenes de la vida cotidiana y en escenas urbanas; Ángel Mateos (2008), escultor de vanguardia, que ha pasado de los planteamientos expresionistas a la depuración minimalista, creando esas formas tan sugerentes en hormigón y en otros materiales innovadores; y Enrique Seco San Esteban (2010), autor de formación autodidacta, con una particular visión sobre nuestro entorno cotidiano y sobre las costumbres más arraigadas.

A la lista se suman Alberto Bañuelos (2011), que supo renovar el lenguaje escultórico a través de su trayectoria hacia la geometría y hacia la abstracción, plasmada en sus formas cada vez más depuradas y Águeda de la Pisa (2015), gran defensora del experimentalismo, la abstracción y la libertad en el arte, con sus formas puras y sus colores sutiles.