Es complicado resumir 800 años de historia, pero el doctor Francisco Javier Rubio fue capaz de destacar lo más loable de la Universidad de Salamanca en su 800 aniversario, dentro del ciclo CulturAlcampus.

-¿Qué significa un aniversario de nada menos que 800 años para una universidad?

-Esta efeméride debería concienciarnos de la importancia de la trayectoria histórica de la institución para entender el lugar que ocupa la Universidad de Salamanca en la actualidad. En este sentido, se deberían potenciar mucho más sus estudios históricos, como los que fomentaba el Centro de Historia Universitaria Alfonso IX que, desgraciadamente, desapareció como institución independiente. Si hay algo por lo que se destacó la Universidad de Salamanca fue por el prestigio de sus estudios jurídicos y humanísticos, necesarios para fomentar la reflexión crítica, un elemento esencial que la sociedad de hoy día está perdiendo.

-¿Qué lugar ocupa en la historia la Universidad de Salamanca?

-La USAL es la decana de las instituciones de educación superior en el mundo hispánico. Desde sus inicios medievales, su desarrollo histórico tuvo épocas de esplendor y decadencia. La edad moderna significó, sin duda, el mejor momento de la universidad del Tormes, a la que siguió una etapa de repliegue que continuaría ya en la época contemporánea.

- ¿Fue el Siglo de Oro también el siglo más destacado para esta universidad?

-El siglo de Oro de la Universidad de Salamanca se corresponde con lo que el historiador Luis E. Rodríguez-San Pedro calificó como etapa clásica, una etapa entre los siglos XVI y XVII. Se trata de un momento de crecimiento y expansión a todos los niveles, desde el número de estudiantes hasta los recursos económicos disponibles, el prestigio de sus estudios o los eminentes profesores.

- ¿Cuáles eran sus características más importantes y en qué se podía diferenciar de otros centros de estudios?

-Salamanca era la universidad más prestigiosa por varias razones. Desde el principio, reyes y papas van a favorecer el Estudio Salmantino, concediéndole privilegios y protección. Además, era la mejor financiada, con un volumen de recursos muy superior al resto. Por esta razón contaba con los mejores profesores, intelectuales generalmente muy bien pagados -mucho mejor que ahora- lo cual, en definitiva, contribuía a una mejor formación de los estudiantes.

-¿Qué tipo de estudiantes acudían a las clases en esa época?

-Normalmente los estudiantes provenían de estratos medios de la sociedad. Eran personas pertenecientes a la pequeña nobleza de las ciudades intermedias o a las llamadas profesiones liberales, como abogados o médicos, así como hijos de labradores acomodados o segundones de la nobleza. No obstante, no era extraño encontrar estudiantes que vivían becados por instituciones colegiales o algún benefactor, u otros que vivían de la picaresca y de la caridad.

-¿Cómo influyó en la vida cotidiana esta universidad?

-La vida cotidiana de la universidad es compleja, si bien tiene bastantes paralelismos con la actualidad. Partimos del gran número de estudiantes que acudían a sus aulas en esta época, superando los 7000 matriculados, lo cual suponía una considerable proporción con respecto al total de la población salmantina. Al mismo tiempo, los universitarios, como profesores, estudiantes y personas de la administración, eran originarios de diferentes regiones, peninsulares principalmente y, en mucho menor número, extranjeros. Todos ellos entablaban relaciones con el resto de los sectores de la sociedad, de modo que no eran raros los conflictos. Al fin y al cabo, los estudiantes son, como decía Cervantes, "gente moza, antojadiza, arrojada, libre, aficionada, gastadora, discreta, diabólica y de humor". Tal como ayer.

-¿Ya por entonces se forjó una fama mundial la universidad?

-La verdadera identidad de la Universidad de Salamanca radica en su historia, ya que fue un modelo para la mayor parte de universidades hispanoamericanas creadas desde el siglo XVI. La fama de sus estudios y de los profesores que enseñaban en sus aulas tenía como consecuencia que instituciones como la monarquía o el papado recurrieran a la universidad para tratar diversos temas.

-¿Conoce algún ejemplo de ello?

-Sin ir más lejos, el propio Cristóbal Colón llega hasta Salamanca para solicitar la intermediación de fray Diego de Deza, que fue catedrático en la universidad y confesor real. O qué decir de fray Francisco de Vitoria, otro profesor ilustre, símbolo del derecho internacional.

-¿A qué podía deberse ese buen nombre tanto dentro como fuera de sus fronteras?

-En esta época la Universidad de Salamanca era el centro de enseñanza superior por excelencia de la administración del Estado y la Iglesia. Esta cuestión es muy interesante porque, desde los Reyes Católicos, el nuevo estado moderno necesita un cuerpo burocrático y administrativo de servidores, los cuales precisamente se van a formar en las universidades. Por esta razón, se fomenta la creación de múltiples universidades en esta época, si bien la de Salamanca siempre prevaleció sobre el resto. Era la más antigua, con una trayectoria ininterrumpida, y gozaba de privilegios diferentes a otras universidades.

-¿Qué significa para una ciudad tener una universidad de estas características?

-Salamanca y su universidad aparecen ligadas históricamente hasta la actualidad. La ciudad, a pesar de su tamaño, posee bastante dinamismo, lo cual se justifica por la propia existencia de una institución universitaria con una trayectoria de 800 años. Ciertamente, la convivencia entre universidad y ciudad no siempre ha sido armónica, pero ambas entidades han caminado juntas a lo largo de los siglos.