A tres horas en coche de Zamora, Braga, el tercer municipio más grande del país luso une esta oferta festiva a sus numerosos atractivos patrimoniales, culturales y gastronómicos.

Fundada por César Augusto con el nombre de Bracara Augusta, Braga es hoy en día una ciudad abierta al mundo y la Navidad una de sus citas imprescindibles. Sus calles se llenan de música, circo, malabares y desfiles de todo tipo, sin perder las manifestaciones de religiosidad propias de la época. En la Catedral, el templo del Bom Jesus o el Santuário do Sameiro, además de un baño de historia y arquitectura, puede cualquier visitante encontrar silencio y recogimiento, la paz y la espiritualidad propias del adviento.

Braga ofrece también patrimonio natural, paisajes que cualquiera puede disfrutar desde el mirador del Bom Jesús, Sameiro y la Falperra, con una oferta gastronómica que no deja a nadie indiferente. En los últimos años, desde la alcaldía de Ricardo Río se ha potenciado además la propuesta comercial, combinando la artesanía y los oficios tradicionales con otros polos de atracción como los centros comerciales.

Ya por la noche, y en parte debido a su elevada población universitaria, Braga tiene un recorrido de bares, discotecas y espectáculos musicales para todos los gustos. Los vecinos de la ciudad presumen y ejercen una característica típicamente portuguesa: la capacidad para ser grandes anfitriones y su gentileza con los visitantes, en un clima de respeto a todas las diferencias y diversidades.

Braga es una ciudad tranquila, que transmite paz y seguridad. Ha conseguido mantener la tradición combinándola con la innovación. Conserva un casco histórico atractivo y, simultáneamente, ha ganado un aire de urbe cosmopolita gracias a la nueva arquitectura y a otros alicientes que se respiran, como su apuesta por la I+D, la startups y los sectores empresariales de gran potencial tecnológico.

Los cafés de Braga

Ayuntamiento, Palacio Episcopal y Casa do Raio, Museo de Braga, Jardines de Santa Bárbara€ son muchas las paradas que cualquier turista se ve obligado a hacer. Braga dispone además de una amplia selección de locales donde disfrutar de buen café y comer algo dulce o salado a precios moderados.

El pasado y el futuro cohabitan en Braga como en ninguna otra ciudad lusa. Una urbe joven pero con historia, moderna pero con raíces romanas y tradiciones milenarias. Un lugar que deja una huella positiva en quien lo visita, siendo esa la mejor publicidad que se puede hacer de un destino turístico. Braga, Cidade Autêntica. Una escapada muy recomendable.