Durante dos décadas Antonio de Acuña, conocido como obispo Acuña, llevó el báculo en la diócesis de Zamora, pero también fue señor del Castillo de Fermoselle o de Fuentesaúco pero, sobre todo, "ha sido un hombre que ha suscitado muchas filias y muchas fobias y sobre el que se conoce muy poco" estima José María Fernández Conquero autor del libro "Acuña, el obispo comunero", un volumen que acaba de ver la luz, que une ficción e historia y que nace tras muchas horas consultado fondos en la Biblioteca Nacional de Madrid, donde ahora reside el autor, criado en Zamora, ciudad donde ha pasado gran parte de su vida.

"He optado por escribir un texto dialogado porque un libro de historia pura y dura es mucho más aburrido", apunta el autor que ha optado por narrar la vida del obispo Acuña a través de este personaje que conversa con sus amigos, algunos de ellos inventados (una de las pocas licencias que se ha permito el escritor), o bien los parlamentos un juicio en el castillo de Simancas. "Más de 90% es historia pura, pero se lee con mucha facilidad", agrega.

Fruto de más de un año de investigación este hombre, que ha trabajado durante más de 50 años en el ámbito bancario primero en Zamora y luego en Salamanca y en Madrid, asegura que existen "un gran desconocimiento" sobre la figura del clérigo. "Se dice que esquilmó las iglesias de Zamora y robó en conventos, lo que no es realmente cierto. Lo que Acuña hizo fue acarrear fondos para el movimiento comunero", una revuelta que califica como "la segunda revolución acaecida en España, tras el motín de la Trucha".

Acuña, hijo de un hombre que llegó a ser obispo de Burgos y que contaba con una hija que nació en uno de sus "devaneos de joven con una mujer casada, antes de que profesara como sacerdote", no murió con los líderes comuneros porque "estaba tratando de hacerse con el arzobispado de Toledo, con el primado de España" comparte José María Fernández Conquero quien ahonda en el texto en diversos aspectos de la vida del religioso. "Era un hombre muy metido en el clero que incluso llegó a ser embajador de Fernando El Católico y Felipe el Hermoso en Roma donde consiguió ser nombrado obispo de la diócesis de Zamora sin tan siquiera venir a la capital".

El religioso tuvo muchos amigos y pero también una larga lista de enemigos. "Hubo un complot en Roma para acabar con su vida abanderado por el Gran Capital", desgrana con pasión en sus palabras José María Fernández Conquero.

La muerte de Acuña tuvo lugar años después de la de Padilla, Bravo y Maldonado. "Tuvo un mal final porque una vez preso en el Castillo de Simancas trató de escaparse, mató al alcaide de Simancas y por ello el rey-emperador Carlos I mandó que fuera ajusticiado" concreta José María Fernández Conquero que menciona que el final del prelado "causó la excomunión del soberano durante un año".

Los beneficios logrados con la venta del libro "Acuña, el obispo comunero", que ayer presentó el autor con el diputado de la Cultura José Luis Bermúdez, irán destinadas a Cáritas Diocesana. A mayores, el volumen contará con una presentación este jueves, día 12, a partir de las 20.00 horas en la Biblioteca Pública del Estado donde el autor estará acompañado por el director diocesano de Cáritas, Antonio Jesús Martín de Lera.

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