El Tercio de Zamora, después de tomar el campamento holandés, recorrió las calles de la ciudad con una antorchada a la que se acercaron los zamoranos y que asemejaba a una de las procesiones de la Pasión zamorana.

La comitiva, encabezada por el clero y una cruz guía, recorrió el casco antiguo de Zamora pasando por la Catedral, donde se postraron y avanzando hasta la Plaza Mayor.

Las antorchas iluminaron el paso de los combatientes, especialmente en las inmediaciones del Puente de Piedra donde la noche se echó encima del Tercio de Zamora que, a su paso por los lugares donde más público había, lanzó vivas que fueron respondidos por los asistentes.