El retrato es el siguiente. Persona de avanzada edad, residente en el medio rural, sin conocimientos sobre el acceso a Internet -o directamente sin capacidad de conectarse por las malas comunicaciones de los pueblos- y que vive en zonas con transporte público deficiente. Dificultades a las que se suma la falta de acceso a una sucursal bancaria y que se traducen en que muchas personas tienen serias dificultades para acceder a su dinero o para moverse en el mundo financiero.

Ahora el Laboratorio de Análisis y Evaluación de Políticas de Valencia pone cifras a esta realidad y apunta que Zamora es la provincia del país donde más porcentaje de población hay sin acceso a una sucursal bancaria cerca de su domicilio. En total, con datos a cierre del año 2017, son 49.210 los zamoranos que viven en localidades sin oficina financiera. El 27,7% del total, casi uno de cada tres.

Los datos son terribles. En España la media de población sin una sucursal bancaria en su municipio es de solamente el 2,9%, casi diez veces menos que a nivel provincial. En Castilla y León el dato se eleva hasta superar el 16%, todavía muy por debajo de la media que marca la provincia. Zamora es el territorio del país donde más afecta este fenómeno, situación que se ha visto recrudecida en los últimos tiempos con el cierre de varias sucursales fruto de la crisis financiera y de los procesos de reestructuración. Muchos vecinos de los pueblos no tienen más remedio que esperar a las sucursales móviles que tienen algunas entidades -Caja Rural de Zamora y EspañaDuero, principalmente- o tienen desplazarse, en caso de que puedan, a otra localidad con oficinas bancarias.

Los datos de la crisis son también evidentes. Zamora ha perdido casi el treinta por ciento de su tejido financiero entre 2008 y junio de 2018, según la misma fuente. De 256 oficinas de depósito se ha pasado a solamente 183. No es ni mucho menos el mayor descenso del país, pero aquí se ha traducido en que muchos pueblos se han quedado sin su único nexo de unión con el mundo financiero. El cierre de sucursales se ha producido tanto en el medio urbano como en el rural, pero los que se quedan sin mayores opciones son los residentes en los pueblos. En la ciudad, como mucho, las dificultades se solucionan abriendo una cuenta en otra entidad financiera que esté más cerca de casa.

"La baja rentabilidad de las entidades de depósitos españolas obliga a reducir costes cerrando oficinas, con una caída acumulada de la red de sucursales del 42% desde 2008. Así, en junio de 2018 el sector bancario español cuenta con una red de 27.320 oficinas, casi la mitad de las 45.662 que existían antes del inicio de la crisis", apuntan los impulsores del estudio.

La información por provincias muestra diferencias en la intensidad del ajuste. Mientras que en algunas provincias se han cerrado más del 50% de las sucursales que había en 2008 -Barcelona (56%), Castellón (53%), Tarragona (52%) y Girona (51%)-, en el extremo opuesto se sitúan otras con recortes por debajo del 25% como Cuenca (16%), Badajoz (21%), Teruel (21%) y Ciudad Real (22%).

"El número de oficinas sigue cayendo y eso explica que siga aumentando la población que no tiene acceso a una sucursal en su municipio de residencia, que ha pasado del 2,7% de la población española en 2016 al 2,9% en 2017. En este último año, un total de 1.351.276 habitantes viven en municipios donde no hay ni una sola oficina bancaria, un 7,2% más que en 2016. En más de la mitad de los municipios españoles (en concreto, en el 52,2%) no hay oficinas bancarias, lo que supone un aumento de 1,5 puntos porcentuales respecto a 2016 y 8,3 puntos desde 2008, que es cuando la red de oficinas en España alcanzó su máxima extensión". Por comunidades autónomas, las diferencias en el porcentaje de la población sin acceso a los servicios bancarios en su lugar de residencia son amplias. Así, mientras que en Castilla y León el 16,4% de sus habitantes residen en municipios donde no hay oficinas bancarias, en Asturias y Madrid el porcentaje no llega al 1%.