Aurelia Matellán es el alma de uno de los restaurantes más emblemáticos de la provincia de Zamora, Casa Aurelia. Con 76 años, ha recibido el premio Trayectoria Profesional By CaixaBank en el evento eWoman Zamora. Nacida en Rabanales, en la comarca de Aliste, comenzó en el sector de la hostelería en el año 1977 junto a su marido, Felipe Campanario. Empezaron en el bar Los Hermanos, en la calle Reina de Zamora, junto a la Plaza Mayor. El 12 de mayo de 1989 inauguraron Casa Aurelia en Villaralbo, el emblemático hotel-restaurante que ahora regentan sus hijos, José y Javier Campanario. El establecimiento de estilo castellano dispone de cafetería, salones y 44 habitaciones. La cocina tradicional y los guisos han sido siempre los grandes protagonistas en Casa Aurelia y el garbanzo de Fuentesaúco, el plato estrella.

-¿Cómo ha recibido este premio a la Trayectoria Profesional?

-En primer lugar quiero agradecérselo a LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA porque ha hecho una cosa muy importante y muy bonita juntando a personas y a mujeres preparadas en una jornada que estuvo muy bien y que creo que se debería hacer de vez en cuando.

-¿En qué ha trabajado durante toda su trayectoria profesional?

-He trabajado en hostelería durante 45 años. De joven estuve en Olot dando clase y después volví a Rabanales y en el pueblo hice labores de agricultura como arar y segar. Después, me fui a Barcelona, que es donde me casé y fui ama de llaves. Mi marido trabajaba en hostelería y por eso emprendimos el negocio después en Zamora.

-¿Sigue metida en los fogones o ya se ha retirado de la cocina?

-No, ya no. Ahora son mis hijos los que están al frente del negocio. Yo doy alguna vuelta porque me gusta estar por el restaurante.

-¿Por qué pusieron Casa Aurelia al restaurante de Villaralbo?

-El restaurante que tuvimos en la Plaza Mayor de Zamora se llamaba Los Hermanos. En aquellos tiempos había muchos ganaderos y tratantes y en vez de decir Los Hermanos se acostumbraron a decir Casa Aurelia. Todo el mundo en Zamora decía vamos al Aurelia. Cuando nos vinimos a Villaralbo, quería que supieran donde estaba la Aurelia y no perder ese nombre.

-¿Cuáles son los secretos de la cocina de Casa Aurelia?

-Mi único secreto es que siempre hice las cosas con mucho cariño. Cuando venían viajes del Imserso me preguntaban siempre cuando salían de comer que cómo hacía el cocido y si podía explicárselo porque le echamos buen tocino y buen chorizo ibérico. Siempre les decía que lo único que hacía era hacerlo con mucho cariño. Hemos dado mucho garbanzo de Fuentesaúco y también mucha molleja. Ahora mis hijos le echan el cariño y hay mucha variación. Ya no es como antes, que era sota, caballo y rey. Ahora tienes que tener mucha más variedad. También tenemos buenas chuletas, solomillo de ternera, revuelto de setas, pulpo, boletus, bacalao preparado de una u otra forma, chuletón. Además, mi hijo le pone el cariño en la cocina porque la verdad es que es un luchador.

-Será un orgullo para usted que sus hijos continúen al frente del negocio que ustedes pusieron en marcha hace tantos años...

-Sí. A veces pienso si hubiera sido mejor que les hubiera dado una carrera porque eran muy listos. Cuando eran pequeños nunca pudieron sentarse a comer porque venían del colegio y había colas en la Plaza Mayor para comer. A veces pienso que les podía haber dado una carrera y hoy no hubieran tenido que trabajar tanto, pero la verdad es que a ellos les gusta el restaurante. Lo han vivido desde niños y lo llevan dentro. Y yo estoy muy contenta de que ellos lo lleven todo.

-Por su experiencia, ¿cuál diría que es la clave para dedicarse al sector de la hostelería?

-En la hostelería, el secreto es el amor que tú le das. Cuando yo he hecho un plato, lo he hecho con mucho amor. A los clientes les gusta que esté por el restaurante y que los salude porque son clientes de hace muchos años. A veces vienen algunos que hace mucho tiempo que no vienen, a lo mejor 30 o 40 años, y me dicen que si no me acuerdo de ellos y siempre les digo que tienen que venir algo más. Aunque ya no esté trabajando, les gusta verme y saludarme porque son clientes de toda la vida. La verdad es que trabajamos muy bien con Zamora. Es una de las provincias con las que mejor se trabaja porque Zamora está muy preparada para salir a comer. Cuando viene la gente de Zamora es una maravilla porque saben comer y vienen a comer. Ves que llegan los clientes y se llenan los comedores y eso me hace mucha ilusión. No me gusta ni que se barran los papeles del suelo para que la gente sepa que esto funciona. Y, sobre todo, es muy importante tratar a la gente con mucho cariño.