El futuro de los festejos taurinos en la provincia, el crecimiento del movimiento animalista, el arraigo de los espectáculos con reses bravas en los municipios, la relación entre tradición y despoblación, la economía relacionada con la afición taurómaca, el papel de las administraciones públicas, el amparo constitucional y los espectáculos sin muerte animal fueron algunos de los muchísimos temas que surgieron durante la última entrega de "Ideas x Zamora", retransmitida en directo a través del perfil de Facebook de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA.
Enrique Nafría, animalista y autor del libro abolicionista "Tercio de muerte: alegato contra la opresión", y Alberto Durán, torero zamorano, protagonizaron un intercambio de ideas donde las posiciones encontradas, y de difícil encaje, coparon la conversación que siempre discurrió por términos respetuosos y educados.
"Los festejos populares gozan de una buena salud. Más complicado se presenta los espectáculos de mayor envergadura como las corridas, a los que los muchos trámites burocráticos amenazan seriamente", resumió el diestro durante su primera intervención. Las primeras palabras de Nafría fueron para refutar esta visión positiva, una dinámica desacuerdo que se mantendría durante toda la charla: "Desde 2007 los festejos han sufrido un descenso del 60%, pasando de 3.600 en 2007 a menos de 1.600 en la actualidad". Nafría, continuó su disertación sobre el mal estado de la tauromaquia señalando que este constante decrecimiento responde "a una creciente preocupación ética por cómo tratamos a los animales", una actitud que el antitaurino tildó de discriminatoria y asemejó a otras opresiones como el racismo o el machismo.
En relación con la importante presencia de los espectáculos de esta índole en los festejos estivales de los pueblos de la provincia, Nafría argumentó que gran parte del arraigo que mantiene todavía estas comunidades es porque "el mundo rural está siendo agredido (en relación a la fuerte despoblación que experimenta) y se agarra a esas manifestaciones tradicionales como método de defensa". Por otro lado, Durán señaló la importancia capital que estas actividades juegan en la vida de los municipios zamoranos, ya que, a su juicio, "la ilusión mostrada porque lleguen las fiestas" expresa la afición y el arraigo hacía los espectáculos con reses bravas.
Y así el debate derivó en el papel que juegan las administraciones en la organización y promoción de los festejos con toros. De una parte, el animalista zamorano señaló que "el Ayuntamiento de Zamora". Asimismo, en relación con el amparo constitucional, derivada de su catalogación como patrimonio cultural, que recibe la tauromaquia Nafría explicó que la ONU "ha instado en numerosas ocasiones a España para que prohiba la entrada de menores a las plazas", petición de obligado cumplimiento constitucional de acuerdo a la adhesión del país a los acuerdos internacionales del organismo supranacional.
El torero, en cambio, denunció que los aficionados se sienten "muy poco defendidos por las administraciones" y añadió que "la supervivencia de la tauromaquia se debe únicamente a su fuerza y los aficionados, que son muchos pero se encuentran acomplejados y tienen miedo a que se les juzgue como moralmente inferiores".
El único punto donde torero y activista coincidieron fue en la repulsa, aunque por diferentes motivos, de los festejos sin muerte del animal, que ambos consideraron un gesto inane y carente de sentido. Durante las conclusiones, Nafría animó a los espectadores a "seguir indagando" sobre la tauromaquia y Durán les instó a "visitar el campo" para conocer la realidad del toro.
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