Flora Lobato presenta hoy (a las 20.00 horas) su último libro, "El lugar donde se posan las palomas", en la Biblioteca Pública del Estado, acompañada por el profesor de Filosofía, Joaquín Posado.

-"El lugar donde se posan las palomas" es el título de su último libro que ¿cómo se gestó?

-Hace 46 años que estoy relacionada con el mundo árabe porque mi marido es palestino. Desde entonces he realizado viajes prácticamente casi todos los años a Jordania. En mi primera estancia en 1972 todo me sorprendió, me sentía fuera de lugar para luego comenzar a sentirme en mi casa. No me conformaba con conocer esta cultura a través de la familia y la gente que tratábamos y comencé a leer libros sobre el mundo árabe, que por entonces era de autores occidentales. Poco a poco fui descubriendo su cultura, su historia y su política. En uno de mis viajes más recientes conocí a una serie de chicas que tenían carrera universitaria y estaban solteras. Descubrí un punto de vista de mujeres formadas, pero que tienen un problema a la hora de casarse. Es interesante que tenga una carrera, pero cuando contraen matrimonio, la dejan por el machismo social.

-¿Es una novela o un ensayo?

-Es una novela que se centra en un chico a quien sus padres quieren casarlo con una prima. Estos padres quieren lo mejor para su vástago, pero son tradicionales. Su hijo tiene claro que no quiere tener un matrimonio pactado. En la novela se plasma la tensión entre la tradición y la modernidad en la Jordania actual. Quería contar una situación que me llamó la atención dentro del mundo árabe porque quiero dar a conocer la cultura árabe que no es como nos la quieren vender en Occidente.

-¿Existe muchos estereotipos?

-Todo son estereotipos por culpa de los medios, de los mercados y de los intereses que actúan. A Occidente le interesa hablar mal del mundo árabe. No obstante, en muchos países árabes existen dictaduras medievales porque a los mandatarios no les interesa perder esos privilegios y a los países occidentales les vienen muy bien que estén estos dictadores al frente de estas naciones.

-El texto lo ubica en Jordania. ¿Por qué?

-Es el país que más he visitado y que más conozco porque la familia de mi marido tuvo que dejar Palestina e irse a vivir a Jordania. Cuento cómo viven las familias, cómo son las reuniones familiares... El título del libro se debe a un barrio de Amán, que protagoniza la portada del libro, que antes era un lugar donde se posaban las palomas y ahora acoge miles de viviendas.

-¿El problema palestino aparece?

-Sí, a través de los recuerdos del abuelo que les cuenta cómo era su vida en su tierra, en Palestina.

-¿Se ha permitido muchas licencias en la novela?

-Sé muchas cosas del mundo árabe que aquí se ignoran y como lo conozco de primera mano... Todo se literaturiza, pero la ficción se basa en la realidad para que sea verosímil.

-Lo más complicado de este libro ha sido?

-Escribí una primera parte hace cuatro años y luego la reescribí. Soy tutora en la Uned y durante el periodo lectivo me entrego a las clases, por lo que aparcaba la novela. En los veranos la he retomado hasta que finalmente este estío ya la concluí. Tras Zamora, me han propuesto una presentación en Benavente en un salón municipal y también ha contactado conmigo una profesora que da clase a adultos y me ha pedido que hable de ella a sus alumnos.