El Museo de Semana Santa, el gran proyecto de Zamora y la celebración, está sujeto siempre a disensiones. Para el historiador Rubén Sánchez Domínguez, el principal problema es que "queremos que sea muchas cosas que a veces no casan: un museo, un almacén de pasos y un distribuidor de cofradías". Para Rufo Martínez, el proyecto hubiera tenido más sentido en San Martín, plaza donde se mostraría el edificio "exento", y no en una parcela difícil, la actual ubicación.

Pero la principal cuestión sigue siendo la financiación. Martínez la cifró en diez millones de euros, que deben asumir "las distintas administraciones en tres ejercicios". Mientras, el directivo del Espíritu Santo incidió más en la gestión posterior y el problema que plantea, algo a lo que su "contrincante" contestó aludiendo a que "habrá más gastos, pero también más ingresos". El discurso narrativo del espacio será lo más importante, aunque también un aspecto complejo, en una celebración también compleja.