La revolución digital, la robotización o automatización del trabajo exigen un nuevo diseño productivo, que respete los derechos laborales ya existentes y genere otros, en un diseño de país por construir que deberá recuperar los derechos sociales, con implicación pública para sujetar las industrias tradicionales e incorporar las avanzadas tecnológicamente. El exsecretario general de UGT, Cándido Méndez, hace extensiva su reflexión a la industria agroalimentaria de Zamora, "que debe mejorar", e insiste en la implantación de la sociedad digital, para lo que "la informática debe funcionar como un cañón".

-Se habla ya de una segunda recesión económica que está al llegar. ¿Queda de dónde recortar?

-La ralentización del crecimiento económico no es nueva y se va a agravar porque el Banco Central Europeo eliminará las medidas de dinamización, por tanto, es muy urgente poner en marcha alternativas. Francia y Alemania están ya estudiándolas para paliar el impacto de la revolución digital en el empleo y preparar a trabajadores para la transición digital. En España, no se ha hecho nada.

-¿Qué camino debería tomarse en España?

-Tenemos una debilidad acusada en el sector industrial, hay que relanzarlo enlazándolo con el sector digital. El paro y la precariedad son otros dos problemas que tenemos asociados a cifras tremendas de desigualdad, por eso es necesario un nuevo contrato social y la reorientación digital e industrial del modelo productivo para afrontar el descenso del crecimiento económico.

-Analistas afirman que dejar que el capitalismo se regule por sí mismo está llevando al desastre social.

-El problema es que el capitalismo financiero tiene una hegemonía galopante, hay un colosal volumen de dinero circulando por el mundo que puede equivaler a cinco o seis veces su valor real, por la revolución digital. Hay que recuperar la iniciativa pública a nivel supranacional para prevenir efectos perversos, fortalecer instituciones como la UE.

-Pero el poder económico no parece dispuesto a ceder para garantizar la paz social

-Hay un envite a la democracia que solo puede pararse desde el ámbito supranacional. Está en juego la confianza en ella, su credibilidad en Occidente. Seguirá aumentando el apoyo a la extrema derecha, al neonazismo, si no corregimos los efectos perversos de la globalización financiera y si no tomamos medidas para reforzar el empleo, los servicios públicos, recuperar los derechos sociales y asegurarnos el presente y futuro de los jóvenes.

-El gran reto de esta economía de mercado salvaje es incorporar al mercado laboral, recuperar a la generación mejor formada, ¿la clave?

-Hay que devolverles la confianza en el futuro y las instituciones, el paro juvenil, es un problema de corte europeo. Hay que desarrollar iniciativas a todos los niveles, de formación, sería fundamental reforzar la dotación de Formación Profesional, con muchas oportunidades de trabajo; hay que reformar la universidad, que desaparezca la división entre ciencias y humanidades y tecnología, integrarlas. Y reducir los estereotipos que perjudican a la mujer, más orientada a las humanidades, dirigirlas más a las carreras STEM, ciencias, tecnología y matemáticas e ingeniería.

-La revolución digital está poniendo patas arriba el mercado laboral y solo está en una fase incipiente.

-Hay que incrementar la industria 4.0, ponernos al día con la revolución digital, y desarrollar ese nicho de empleo de asistencia a las personas, con recursos económicos públicos y privados. Y llegar a un compromiso para subir los salarios porque los jóvenes y las jóvenes, particularmente, son los más perjudicados, hay que subir el salario mínimo interprofesional y de convenio, avanzar en ese sentido si quieremos mejorar.

-Sostiene que el sistema de prestaciones sociales actual debe adecuarse a esta nueva realidad, ¿en qué?

-La temporalidad y precariedad empiezan a ser la norma en los nuevos contratos, sin que se haya adaptado el sistema de pensiones y prestaciones, concebido para una situación en la que el trabajo fijo era lo normal y el trabajo precario lo extraordinario.

-Las clases medias están en peligro de extinción, se mira a los grandes sindicatos como responsables importantes, ¿el sistema les ha domesticado?

-No es verdad. Las conquistas laborales se deben a los sindicatos, mediante el acuerdo social: protección social, la jornada laboral, las vacaciones... El modelo de globalización económica pretende apartar a los sindicatos, aún no lo ha conseguido. En España, las clases medias dieron un salto cuantitativo hasta sumar el 80% de la población gracias a los sindicatos, la negociación colectiva es un mecanismo de reparto de la riqueza muy importante, más que el IRPF.

-Han perdido el empuje que les situó en el epicentro de la revolución social, los ciudadanos les miran con desconfianza.

-Los sindicatos se han mostrado contrarios a las políticas de austeridad de UE que han provocado un incremento brutal de las desigualdades y la pobreza, y un estrechamiento de las clases medias. Han contestado con tres huelgas entre 2010 y 2012 en España. Esas políticas han causado el aumento del apoyo a partidos de extremaderecha porque, en esa situación, hay personas en las que calan respuestas simples y tramposas a problemas muy complejos.

-¿Cómo deben ajustarse a ese mundo laboral digital?

-Debemos reorientar la acción sindical porque hay una mayor dispersión laboral y los vínculos laborales están cambiando, hay un desmantelamiento de los centros de trabajo, surge el trabajador "workmad" ("nómada del trabajo") que carece de un puesto físico, de horario reconocido, y también quiere un salario que le genere derechos sociales, pensión o prestación por desempleo. Está cambiando el mundo y afecta a todos: empresas, partidos, instituciones y en cómo dar servicios públicos.

-La robótica arrasará con los puestos de trabajo a pasos agigantados, el paro y, a consecuencia, la pobreza, ¿inevitables?

-La automatización, la inteligencia artificial, puede destruir o no puestos de trabajo, depende del modelo de país y de modelo de las empresas que se diseñe en el marco de la globalización. Tenemos un cierto retraso, hay países que están ya en ello. Hay que establecer una estrategia, un modelo de país que conjugue derechos sociales y empleo con la revolución digital; y hay que hacer el diseño de la transición de un puesto no automatizado a otro que sí lo está, formar a los trabajadores.

-¿Qué empleos son automatizables, desaparecerán?

-Los trabajos rutinarios son totalmente automaticables. Si te preguntan qué haces en el trabajo y lo defines con cuatro frases esenciales, es automatizable. Los tecnológicos creativos o complejos desde el punto de vista tecnológico, no porque son necesarios para automatizar los del medio.

-¿Cómo asegurarse el empleo?

-Hay que mejorar la formación para que los empleados que pierdan su trabajo hagan otra actividad o tarea diferente en la empresa. Se debe vincular a un modelo de país, no se puede dejar a las empresas, debe haber una intervención de la iniciativa pública, un nuevo contrato social para definir derechos y redefinir el modelo productivo con todos los agentes sociales, y definir el digital.

-¿Y en provincias como Zamora, donde Internet no va?

-La exclusión territorial y generacional digital se dan en Zamora e impiden su desarrollo. Y en toda España en mayor o menor medida, hay que hacer un diagnóstico muy claro de dónde se localiza y niveles de penetración de la digitalización en el ámbito poblacional y productivo y diseñar la estrategia para empleo, derechos sociales, formación en sociedad digital y la industria 4.0.