Aún sin candidatos, pero con mayo ya en el horizonte, el Partido Popular organizó el lunes su primer mitin en clave electoral. El presidente regional de la formación, Alfonso Fernández Mañueco; el líder provincial, José María Barrios, fue más claro: "Opinan según sople el viento, pero cuidado con Ciudadanos, que tienen imagen y eso nos puede hacer mucho daño", señaló el también diputado nacional.

La sinceridad de Barrios constituye un ejemplo nítido del nuevo escenario en el que se maneja el PP. Acostumbrado a ver peligro electoral solo a la izquierda, el partido mayoritario en la provincia ha ido cediendo terreno en las últimas votaciones en beneficio de Ciudadanos, que le recorta por el centro y por la derecha.

El PP obtuvo más del 40% de los votos en el 2015 en la provincia y, aun así, perdió los principales ayuntamientos. En mayo, aspira a recuperarlos en un contexto que invita a pensar más en los pactos que en nuevas mayorías absolutas. La Diputación y, en menor medida, la Junta, aún bastiones de la fuerza imparable de los populares, estarán amenazadas dentro de medio año no solo por la izquierda, sino por la propia fragmentación de la derecha.

La formación naranja se presentó por primera vez en Zamora en las Elecciones Europeas del 2009. Lo hizo a través de una coalición llamada Libertas que tan solo obtuvo 50 votos en la provincia. En aquellos comicios, sin rival en su línea ideológica, el PP arrasó con un 55% de los sufragios. Algo similar sucedió en las generales del 2011, con un 57,76% de los apoyos para los populares zamoranos.

En aquellas, tan solo UPyD y Adeiza restaban fuerza a un partido capaz de aglutinar todos los matices ideológicos situados en el centro-derecha en España. Desde el apagón del CDS en 1991, los populares acumularon mayorías superiores al 50% en casi todos los comicios celebrados en Zamora durante los siguientes veinte años.

La frontera está clara. En 1991, el PP consiguió un 43,55% de los votos en la provincia durante las elecciones municipales. Por detrás, aparte del PSOE, el CDS logró un 12,2%. Cuatro años más tarde, en 1995, el partido de centro desapareció y el PP subió hasta el 53%.

A partir de ese momento, y hasta las europeas del 2014, el PP consiguió más de un 50% en todos los comicios de carácter provincial, autonómico, nacional o europeo. En todos, menos en las municipales de 1999, en las que los populares recibieron el castigo provocado por el Caso Zamora, el escándalo de corrupción que salpicó a la organización en la provincia y que llegó a tener un fuerte alcance nacional.

La situación empieza a cambiar en el 2014, en una votación europea marcada por la irrupción de Podemos, pero que también trajo consigo un crecimiento de otras formaciones conservadoras. Sin una alternativa definida, pero con varias opciones emergentes, los zamoranos le dieron entonces un 42% de los apoyos al PP y un 10% a Ciudadanos, UPyD y VOX juntos, sin que ninguno obtuviera un resultado especialmente destacable.

Esa tendencia a la diseminación del voto conservador se confirmó en las municipales y autonómicas del 2015. El PP sufrió una fuerte caída a nivel nacional, aunque aguantó en Castilla y León. Eso sí, el margen se redujo. En Zamora, la pérdida de los grandes municipios se compensó para los populares con la retención de la mayoría absoluta en la Diputación, de nuevo con una ventaja exigua.

Ciudadanos logró ya 6.824 votos en las municipales y 8.446 en las autonómicas, un 7,75%. Un año antes, la formación naranja no había alcanzado el 2% en las europeas. El resultado no le sirvió para conseguir un procurador en las Cortes, pero sí para colarse en la Diputación con un representante y en el Ayuntamiento de la capital con dos. El éxito de Guarido y la división en la derecha dejaron a los populares con solo diez ediles en Zamora, algo impensable poco tiempo atrás.

Con estos resultados como referencia, Ciudadanos concurrió a las generales del 2015 como una alternativa sólida. Insuficiente, eso sí, en Zamora, donde el PP volvió a lograr dos de los tres diputados en liza. Ahora bien, el porcentaje volvió a estar lejos de los mejores días de los populares y se quedó en el 42,58%; Ciudadanos, de la nada, rozó el 13%.

Sin acuerdos para formar Gobierno, en junio del 2016 se repitieron los comicios y el PP encontró un resquicio para volver a sacar músculo. Gracias a su mensaje del voto útil y de su posicionamiento como dique contra las fuerzas de izquierda, especialmente contra Podemos, los populares mejoraron su resultado, alcanzaron un 48,3% de los apoyos en la provincia y dejaron a Ciudadanos sin representación de nuevo y en un 11,43%.

El mensaje ahora vuelve a ser el mismo de entonces. El PP pretende postularse como única alternativa contra la izquierda que representan Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y, en este caso particular, Pedro Sánchez Pablo IglesiasGuarido

Cabe recordar que, para la institución provincial, donde ahora el Partido Popular cuenta con 13 de los 25 representantes, la elección se divide entre partidos judiciales. Quince puestos se eligen por la zona de Zamora; cinco por Benavente; dos por Toro; dos por Sanabria; y uno por la zona de Villalpando.

Los votos que obtenga cada partido en cada uno de los ayuntamientos pertenecientes a estas zonas se cuentan, independientemente de si han servido para alcanzar un concejal. Entonces, se aplica la Ley d'Hont y se reparten los diputados.

Aquí, la gran ventaja del PP es que siempre presenta candidaturas en los 248 municipios. El PSOE también alcanza un amplio porcentaje. Esta vez, Ciudadanos aspira a aumentar considerablemente su número de opciones. De hecho, algunos alcaldes podrían cambiar de bando y la formación naranja ya ha anunciado que estará en los grandes núcleos con tiempo para seguir trabajando.

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