Aunque a la cena de empresa puede acudirse o no, lo mejor es aprovechar la convocatoria y asistir. Este tipo de encuentros son un momento para la relajación y también de cambio de ambiente junto a los jefes y compañeros y eso siempre viene bien. Aun así, aunque se esté en un ambiente relajado, no es aconsejable sobrepasarse con la bebida durante la cena ni la fiesta posterior. Tampoco se recomienda en este tipo de celebraciones tocar ciertos temas en los que cada uno puede tener su opinión y que esto genere un clima de tensión, como puede ser hablar de política o de religión.